La controversia tras Miss Universo 2025 continúa, esta vez con el testimonio directo de alguien que vivió el evento desde el público. Lili Estefan —quien viajó a Tailandia para acompañar a su hija, Lina Luaces, representante de Cuba— habló sin filtros en El gordo y la flaca (Univision) y describió la edición como una de las más flojas del concurso.
Según la presentadora, Miss Universo había sido históricamente una vitrina global donde la belleza servía como punto de encuentro entre países enfrentados. Así lo expresó al recordar una de las imágenes más significativas de la gala: “De una manera u otra es una organización en la que yo decía aquí llegan todos los países representados por una mujer y llegan con tanto amor y con paz”.
Estefan afirmó que ver coincidir en el escenario a delegadas de naciones en conflicto —“Ahí cuando yo vi llegar a Israel y a Palestina, yo dije guau (…) como mismo dije eso estaba Rusia con Ucrania, de la misma manera estaba Tailandia con Camboya…”— demostraba la fuerza simbólica que había tenido el certamen. “Creo que es la única plataforma mundial en que países que están en guerra pueden unirse en un momento de amor, de paz…”, sostuvo.
Sin embargo, lamentó que ese prestigio se haya deteriorado: “Y es una lástima muy grande que esta credibilidad que había a través de 73 años…. Porque este no es mi primer Miss Universo… eso era increíble cómo te recibía el gobierno, todo era una elegancia, era otro tipo de concurso”. Incluso recordó la frase que compartió con People en Español: “Miss Universo se ha convertido como, no sé, un concurso de quinta”.
La presentadora también arremetió contra la falta de organización logística: “Estas chicas estaban sin chaperona, estaban sin seguridad, viajaban sin nadie que representaba al Miss Universo, o sea fue una edición que ya creo que en este momento ya no quiero ser mamá y quiero hablar lo que yo viví allí porque de verdad que tiene que llegar alguien que entienda que estas niñas tienen que ser cuidadas, tienen que ser aseguradas”.
Estefan cerró con una inquietud que, según dijo, comparten muchas familias de concursantes: “Uno llega, entrega una hija ahí y uno dice ok, tienes que confiar en la organización porque se pasan tres semanas allá solas compitiendo (…) cualquier cosa que le pasara a una de ellas te tardaba muchísimo llegar al otro lado del mundo, entonces sí hace falta…”.
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