La última aparición pública de Nicolás Maduro, marcada por bailes tensos, sonrisas forzadas y el ya célebre “De aquí no me saca nadie”, ha encendido aún más el clima de tensión política que atraviesa Venezuela.

El mandatario repitió su postura desafiante en medio de un escenario internacional convulso que, según analistas, podría estar acercándose a un punto decisivo tras la supuesta llamada telefónica del presidente Donald J. Trump, quien habría exigido su salida del poder.

Maduro aseguró contar con 200 mil soldados “listos para defender la Revolución”, pero su actitud en tarima —entre movimientos nerviosos y gestos poco naturales— ha sido interpretada como un intento desesperado por proyectar control en un momento en que su gobierno enfrenta presión interna y externa. Las reacciones en redes sociales no tardaron en llegar, cargadas de sarcasmo, advertencias y referencias históricas que evocan el final abrupto de otros líderes autoritarios.

Muchos usuarios coinciden en que el tiempo del mandatario se agota. “El que ríe último ríe mejor”, escribió Mario y Sabry, insistiendo en que Trump no puede amenazar sin actuar y que esta vez “lo va a sacar a las buenas o a las malas”. Otros subrayan la naturaleza de los regímenes autoritarios, como Maribel Monte, quien recordó que estos líderes “cuando agarran el poder se creen dueños de los pueblos”.

Las comparaciones fueron inevitables. Hugo Rivas mencionó a Manuel Noriega, quien también desafió a Estados Unidos y terminó capturado. Eric Mateo trajo a colación a Ceausescu y Ortega, ambos aferrados al poder hasta el último instante. En la misma línea, Alberto Tiburón López afirmó que Maduro repite el discurso de dictadores que ya se sabe cómo terminaron, y que cuando todo ocurra, “será un día diferente para todos”.

Otros comentarios apuntan al componente religioso o moral del conflicto. Israel Flores señaló que “nadie se burla de Dios ni de los gringos” y que el fin del mandatario “está más cerca”. Noemi Hernández, con tono irónico, afirmó que “esa felicidad es su último adiós”, mientras Cachita de Cuba aseguró que Maduro solo busca rodearse de gente para salvarse aunque ya canta “El manicero”.

Incluso hubo opiniones menos radicales, como la de Yolanda Rodríguez, quien considera que si Maduro tanto se muestra fuerte, “no debe irse para ninguna parte” y debe enfrentar las consecuencias.

En conjunto, las reacciones muestran una mezcla de burla, cansancio y expectativa ante un escenario incierto, en el que cada gesto del mandatario venezolano alimenta la percepción de que su permanencia en el poder podría estar llegando a su capítulo final.

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