El partido programado este martes entre Pinar del Río y Granma, previsto para el municipio de Campechuela, quedó suspendido por falta de descanso adecuado para los jugadores, tras una prolongada falla eléctrica en el hotel donde se alojaba uno de los equipos. El apagón, que se extendió durante buena parte de la madrugada, impidió el descanso mínimo requerido y forzó la decisión de posponer el encuentro.

La Comisión Nacional argumentó que, en las condiciones actuales, era imposible disputar un partido con garantías físicas y de seguridad para los atletas. Sin embargo, esta nueva suspensión se suma a una larga lista de contratiempos que ha vuelto la 64 Serie Nacional en un torneo al borde del colapso. A estas alturas, como se diría popularmente, a esta “ a esta hoja no le cabe un borrón más”.

Durante la presente campaña, los equipos han enfrentado fallos eléctricos constantes, problemas de transporte, estadios donde no se puede jugar de noche por falta de alumbrado, otros donde no se puede jugar de día por dificultades logísticas, partidos interrumpidos por "factores" repentinos, terrenos deteriorados, falta de árbitros, jugadores impropios, trifulcas, sanciones, y hasta robos que han afectado pertenencias de peloteros y personal técnico.

La acumulación de incidentes ha comprimido el calendario hasta el límite, obligando a reprogramaciones continuas y viajes extenuantes. Por ahora, este sábado no será la fecha para el duelo entre Pinar del Río y Granma.

La Serie Nacional sigue avanzando como puede, sorteando cada obstáculo en un país donde las condiciones materiales se han convertido en el principal rival del béisbol cubano.

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