Polémica en Cuba por el reinicio de las clases en el oriente tras el huracán Melissa
Redacción de CubitaNOW ~ martes 11 de noviembre de 2025
La reanudación del curso escolar en las provincias orientales de Cuba, suspendido temporalmente tras el paso del huracán Melissa, ha generado una fuerte controversia entre padres, maestros y usuarios de redes sociales, que cuestionan la decisión del Ministerio de Educación de retomar las clases en medio de la grave crisis sanitaria, energética y alimentaria que golpea a la región.
Según medios estatales, las clases se reanudaron entre la semana pasada y este lunes en la mayoría de las localidades donde las escuelas no sufrieron grandes daños, atendiendo a la recomendación de la ministra Naima Trujillo, quien orientó utilizar otras instituciones públicas en caso de que los centros docentes no estuvieran en condiciones.
Sin embargo, en plataformas como Facebook, especialmente en el grupo Revolico Bayamo, decenas de padres expresaron su preocupación e indignación por la medida. Muchos consideran que las condiciones mínimas para el regreso a las aulas no están garantizadas.
“Antes de mandar a los niños a la escuela, deberían preocuparse porque haya agua potable, electricidad y alimentos. Y sobre todo, controlar el virus que está enfermando a medio país”, reclamó Leydis Espinosa, madre de cuatro hijos en la provincia de Granma, donde según contó, muy pocos niños asistieron el primer día de clases.
En Santiago de Cuba, Yadira Serrano, residente en Songo La Maya, calificó de “locura” el reinicio del curso: “El ciclón levantó varias escuelas. No han revisado si hay estructuras dañadas o paredes a punto de caer. Es peligroso. Y además está el virus, del que el gobierno ni siquiera sabe bien qué es ni cómo controlarlo.”
La preocupación por la crisis sanitaria es general. En varias provincias, los ciudadanos denuncian el incremento de enfermedades transmitidas por mosquitos, como dengue, chikungunya, oropouche y fiebre amarilla, sin que las autoridades refuercen las fumigaciones o la recolección de basura.
En Holguín, Dámaso Fernández, residente de San Andrés, aseguró que “los alumnos corren el riesgo de contagiarse por la aglomeración” y que “las enfermedades producidas por arbovirus están atribulando al pueblo”.
Otros padres describen la imposibilidad práctica de enviar a sus hijos a la escuela. Yordanis Labrada, de Santiago, quien cría solo a dos menores, se preguntó:
“¿Cómo le plancho el uniforme al niño si no hay corriente? ¿Con qué cocino para que vayan nutridos? El agua la venden en pipas a 4.000 o 5.000 pesos.”
El malestar se replica en otras localidades. En Las Tunas, Tahimí García se negó a enviar a su nieto a clases: “No podía dormir sin corriente ni desayunar. La escuela de deportes está llena de evacuados de Río Cauto. Aún hay gente ahí sin hogar.”
El periodista Niober García Fournier, desde Guantánamo, coincidió en que gran parte del oriente cubano no está listo para reiniciar el curso: “Seguimos con apagones de seis horas, sin agua estable y con un escenario sanitario muy deteriorado.”
A pesar de las críticas, el Ministerio de Educación insiste en que el regreso se hace “de forma gradual y segura”, priorizando los centros que no presentan daños estructurales graves y adaptando espacios alternativos para los estudiantes desplazados.
No obstante, la percepción general entre las familias afectadas es de frustración y desconfianza. Muchos interpretan la medida como una decisión apresurada del gobierno para proyectar una falsa sensación de normalidad, mientras las comunidades continúan sin agua, sin electricidad y con un sistema sanitario al borde del colapso.
Para cientos de padres en el oriente del país, el dilema sigue siendo el mismo: entre la educación y la supervivencia, ¿qué prioridad es realmente posible en medio del desastre?