La reciente publicación de Gerardo Hernández Nordelo en su cuenta de X, en la que anuncia la llegada a la provincia de Granma de dos camiones con ayuda para los municipios afectados por el huracán Melissa donados por la empresa Mesol de Gestión Hotelera Turística en coordinación con los CDR ha desatado una oleada de cuestionamientos y reclamos de transparencia entre la población cubana.

Entre las voces críticas destaca la de Irma Broek, quien desde su perfil de Facebook expresó la frustración de muchos ciudadanos al preguntarse públicamente qué ha ocurrido con las cientos de miles de toneladas de ayuda internacional enviadas a Cuba tras el paso del devastador huracán.

Según Broek, mientras se promocionan donaciones puntuales gestionadas por entidades afines al gobierno, no existe información clara sobre el destino, almacenamiento o distribución de la ayuda proveniente de múltiples países y organizaciones internacionales.

Las preguntas que formula Broek son directas y contundentes:

– ¿Dónde están esas ayudas?

– ¿Cuándo serán distribuidas a quienes realmente lo han perdido todo?

– ¿Por qué no se rinden cuentas sobre algo tan vital como la ayuda humanitaria?

– ¿Acaso el gobierno pretende atribuirse también esas donaciones para mantener el control político y social en un momento de extrema vulnerabilidad?

Estas interrogantes reflejan el malestar creciente ante lo que muchos perciben como una manipulación de la narrativa oficial, enfocada en destacar acciones puntuales mientras se oculta información esencial sobre la magnitud de la asistencia recibida del exterior.

El contraste es evidente: mientras las familias afectadas en Granma, Las Tunas y Holguín siguen esperando insumos básicos alimentos, colchones, medicinas, materiales de construcción, las autoridades aparecen celebrando la llegada de apenas dos camiones de donaciones, sin mencionar el resto de la ayuda que, según denuncias ciudadanas, permanece invisible y sin contabilizar.

Las críticas compartidas por Irma Broek reflejan una demanda creciente: transparencia, rendición de cuentas y una distribución justa, urgente y verificable de toda la ayuda humanitaria enviada al país.

Para miles de cubanos golpeados por el huracán Melissa, estas no son preguntas políticas: son preguntas de supervivencia.

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