El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo este lunes una reunión de alto nivel en la Oficina Oval para evaluar los próximos pasos de su estrategia de presión sobre Venezuela. El encuentro, confirmado por un alto funcionario estadounidense bajo condición de anonimato, reunió a figuras clave del aparato de seguridad nacional, entre ellos el secretario de Defensa Pete Hegseth, el presidente del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, y el secretario de Estado Marco Rubio.

Aunque no trascendieron detalles concretos de la conversación, la reunión ocurre en un momento de creciente tensión entre Washington y Caracas. Según Reuters, la administración Trump analiza nuevas medidas tras intensificar en las últimas semanas las operaciones antinarcóticos en el Caribe, justificadas por Estados Unidos en el supuesto rol del régimen de Nicolás Maduro dentro del tráfico de drogas hacia territorio estadounidense, acusación que Caracas niega sistemáticamente.

La ofensiva de Washington ha incluido el despliegue de tropas en el Caribe y al menos 21 ataques contra embarcaciones señaladas de transportar narcóticos desde septiembre, con un saldo de 83 fallecidos. A ello se suma la reciente declaración de Trump, quien afirmó que el espacio aéreo “sobre y alrededor de Venezuela” debe considerarse “cerrado en su totalidad”. Aunque no ofreció mayores detalles, la declaración generó desconcierto en Caracas y amplificó las especulaciones sobre posibles movimientos militares o medidas coercitivas adicionales.

El clima de incertidumbre se intensificó también por la confirmación de Trump de que sostuvo una conversación telefónica con Nicolás Maduro días atrás. De acuerdo con fuentes citadas por Reuters, el mandatario venezolano habría solicitado garantías de amnistía, levantamiento de sanciones y un salvoconducto para abandonar el país, peticiones que Trump rechazó casi en su totalidad. Según esas mismas fuentes, incluso se habría fijado una fecha límite para que Maduro respondiera a los términos estadounidenses, la cual venció el pasado viernes sin resultados visibles.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que la reunión forma parte del compromiso del presidente de “asegurar que la paz continúe en todo el mundo”, una declaración que refuerza el mensaje de vigilancia y firmeza que la Casa Blanca intenta proyectar sobre el caso venezolano.

En este contexto, la sesión del lunes representa un paso más en el seguimiento directo que la administración Trump mantiene sobre Venezuela. La combinación de operaciones militares regionales, presión diplomática y señales políticas apunta a que Washington continúa evaluando un abanico de opciones, sin descartar ajustes en su postura frente al régimen de Maduro.

Por ahora, la Casa Blanca guarda silencio sobre decisiones inmediatas, pero el encuentro refuerza la sensación de que la crisis venezolana se mantiene como una prioridad en la política exterior de Estados Unidos. Con la presión en aumento y canales diplomáticos debilitados, la atención internacional se centra ahora en cuáles serán los próximos movimientos de la administración Trump y cómo responderá un Maduro cada vez más aislado.

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