Cuba atraviesa un preocupante incremento de arbovirosis, especialmente los virus del dengue y el Chikungunya, mientras las autoridades mantienen un notable secretismo sobre las cifras de contagios y fallecimientos. La información oficial se limita a declaraciones genéricas sobre acciones de control y protocolos sanitarios, sin ofrecer datos concretos sobre la magnitud real del brote en la isla.
En la más reciente reunión de expertos y científicos del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), encabezada por el presidente Miguel Díaz-Canel, se informó que se refuerzan medidas para minimizar los efectos de la epidemia, en un contexto que incluye la circulación simultánea de virus respiratorios y enfermedades digestivas. Sin embargo, los reportes oficiales carecen de cifras específicas sobre cuántas personas han resultado infectadas o fallecidas, lo que dificulta evaluar la verdadera gravedad de la situación.
Según la directora de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto Pedro Kourí (IPK), María Guadalupe Guzmán Tirado, el incremento de contagios por Chikungunya responde a que “el virus no había circulado con la intensidad actual nunca antes”, y por ello los niveles de inmunización de la población son bajos, dejando a prácticamente todos los cubanos susceptibles a la infección. La especialista explicó que, entre dengue y zika, el Chikungunya es el más sintomático clínicamente y permanece activo en la sangre por más tiempo, lo que aumenta el riesgo de complicaciones.
La doctora Ileana Morales Suárez, directora de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINSAP, destacó que se priorizan investigaciones sobre Chikungunya, incluyendo estudios clínicos en hospitales de Matanzas y La Habana, para evaluar la eficacia del medicamento cubano Juzvinza en el tratamiento de la inflamación articular persistente tras la infección. No obstante, los resultados de estos estudios se darán a conocer de manera parcial, reforzando la opacidad en torno a la situación epidemiológica.
El régimen insiste en que se mantiene un control vectorial constante, reforzado por grupos de trabajo provinciales y municipales, así como vigilancia clínico-epidemiológica y de laboratorio. A pesar de ello, la ausencia de cifras concretas y la limitada transparencia generan preocupación entre especialistas y población, que denuncian la propagación silenciosa del virus.
Analistas y médicos advierten que la combinación de un bajo nivel de inmunización, la falta de información pública y las deficiencias en infraestructura sanitaria podrían aumentar significativamente la morbilidad y mortalidad, especialmente ante fenómenos naturales como el huracán Melissa, cuyo impacto sobre el oriente del país podría agravar la proliferación del mosquito transmisor.
El presidente Díaz-Canel instó a mantener informada a la población sobre las acciones e investigaciones en curso, aunque hasta el momento la información concreta sobre casos y muertes sigue siendo inaccesible. La ausencia de transparencia sobre los efectos del Chikungunya y el dengue evidencia la dificultad de evaluar con precisión la magnitud de la crisis sanitaria y deja a la población en una situación de vulnerabilidad silenciosa.
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