El huracán Erin, que en las últimas horas volvió a intensificarse y alcanzó la temida categoría 4, se ha convertido en un fenómeno de enorme poder que mantiene en alerta a millones de personas en la costa este de Estados Unidos.
Con vientos máximos sostenidos de 130 millas por hora (215 kilómetros por hora), este ciclón está generando un oleaje imponente y corrientes de resaca catalogadas por los expertos como “potencialmente mortales”.
Según los últimos informes del Centro Nacional de Huracanes (NHC), las olas golpean con fuerza no solo las playas estadounidenses, sino también el archipiélago de las Bahamas, Bermudas y parte de la costa atlántica de Canadá.
La agencia federal destacó que, aunque los modelos de pronóstico actuales mantienen a Erin desplazándose hacia el norte sin tocar tierra de forma directa en Estados Unidos, su campo de vientos se extiende por cientos de millas mar adentro, lo que convierte a este huracán en un sistema de gran alcance.
Esto significa que, pese a estar lejos de la costa, el ciclón es capaz de agitar las aguas y enviar oleaje poderoso hacia las playas, poniendo en riesgo tanto a bañistas como a comunidades costeras.
"Estas condiciones oceánicas agitadas probablemente causarán olas y corrientes de resaca potencialmente mortales", subrayó el NHC en un boletín especial, insistiendo en la necesidad de que la población atienda las advertencias locales y evite entrar al mar durante los próximos días.
El mensaje va dirigido especialmente a los estados del sureste y noreste de Estados Unidos, donde el oleaje fuerte puede provocar situaciones peligrosas para pescadores, navegantes y turistas.
El huracán Erin es un recordatorio de la fuerza impredecible del Atlántico en plena temporada ciclónica. Meteorólogos han indicado que este tipo de sistemas no siempre requieren impacto directo para provocar daños significativos, ya que el simple hecho de generar olas masivas puede ocasionar erosión en las playas, inundaciones costeras y pérdidas económicas considerables.
Las autoridades de Bahamas y Bermudas también emitieron alertas preventivas debido a la intensidad de Erin, mientras que en Canadá se vigilan posibles efectos en las provincias del Atlántico.
Expertos señalan que, aunque la trayectoria se mantenga lejos de la tierra, el oleaje persistirá durante varios días más, reforzando la amenaza para millones de personas que residen o visitan las zonas costeras.
El huracán Erin, con su magnitud y poder, representa un riesgo real para el Atlántico occidental. Su paso es una advertencia clara de que, en cuestión de horas, el mar puede transformarse en un escenario de gran peligro, donde la prudencia y la preparación son la mejor defensa frente a la naturaleza desatada.
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