Un grave accidente de tránsito ocurrido en la carretera de Ciego de Ávila, en el tramo de Quesada, dejó víctimas fatales y volvió a encender las alarmas sobre los riesgos que enfrentan conductores de rastras y camiones en las carreteras cubanas, especialmente durante la madrugada. La información fue compartida por el internauta Eliecer Reyes en el grupo Accidentes de buses y camiones, donde detalló la magnitud del siniestro.

Según el testimonio, en el lugar del accidente se encontraban dos carros fúnebres, patrullas policiales y un camión de bomberos, lo que da cuenta de la gravedad del impacto. Uno de los elementos más impactantes del relato es que una rastra terminó volcada con las ruedas hacia arriba, señal de un choque violento cuyas consecuencias fueron fatales.

El accidente ocurre en un contexto marcado por un incremento sostenido de siniestros que involucran camiones y rastras en las carreteras cubanas, sobre todo en horarios nocturnos y de madrugada. Conductores experimentados han advertido reiteradamente sobre las condiciones extremas en que se maneja en el país. Uno de ellos, también citado en redes sociales, lanzó un mensaje directo a los choferes cubanos: evitar conducir de noche.

Las causas de este tipo de accidentes son múltiples y estructurales. En primer lugar, muchas carreteras carecen de señalización adecuada, líneas viales visibles y reflectores, lo que dificulta la orientación del conductor. A esto se suma la escasa o nula iluminación, que provoca deslumbramientos al cruzarse con otros vehículos y reduce drásticamente el campo visual.

Otro factor determinante es el agotamiento físico. Muchos choferes de rastras y camiones realizan jornadas extensas, con poco descanso, lo que incrementa el riesgo de quedarse dormidos al volante. En carreteras estrechas y deterioradas, una mínima distracción puede provocar la salida de la vía, la invasión del carril contrario o colisiones de consecuencias fatales.

Además, el mal estado del parque automotor, con vehículos antiguos y mantenimiento limitado, agrava la situación. Fallas en frenos, neumáticos desgastados y sistemas de iluminación deficientes son riesgos constantes, especialmente de noche. A esto se añade la presencia de animales sueltos, peatones sin iluminación y ciclistas sin elementos reflectantes, un escenario común en zonas rurales.

El llamado que circula entre conductores es claro: conducir de sol a sol puede reducir considerablemente el número de accidentes. Aunque no siempre es posible, muchos coinciden en que manejar de día permite una mejor visibilidad, mayor capacidad de reacción y menor riesgo de errores fatales.

El accidente en Quesada no es un hecho aislado, sino parte de una realidad preocupante en las carreteras cubanas. Mientras no se mejoren la infraestructura vial, la señalización y las condiciones laborales de los choferes, tragedias como esta seguirán cobrando vidas.

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