La intervención de un diputado en la Asamblea Nacional sobre la recuperación ganadera y agrícola en Cuba ha vuelto a poner sobre la mesa un tema que trasciende el simple discurso oficial: la persistente incapacidad del Estado para garantizar resultados concretos en el sector agrícola. La profesora Alina Bárbara López Hernández, al analizar la intervención, señala que aunque las cifras y promesas puedan parecer correctas sobre el papel, se trata de un enfoque que ignora décadas de errores históricos, jurídicos y de planificación. Su crítica se centra en la incapacidad de abrir un debate genuino que incluya a quienes critican y a quienes apoyan las medidas presentadas.

Alina recuerda que los problemas del campo cubano no surgieron de la noche a la mañana. Leyes de Reforma Agraria que consolidaron latifundios estatales, políticas de concentración de campesinos, prohibiciones al mercado libre, la creación de Acopio y el desmantelamiento de la industria azucarera sin planificación son solo algunos ejemplos de un abandono sistemático.

A esto se suman la reducción drástica de inversiones estatales en agricultura y la priorización del turismo, factores que explican la escasez de alimentos y la falta de productos en las tarimas y en las mesas.

Los comentarios de los usuarios reflejan la frustración de la población: desde la sensación de que todo es “planificado y censurado” hasta la percepción de que los discursos oficiales solo buscan distraer la atención de problemas estructurales. Se menciona que la continuidad de figuras políticas incapaces perpetúa el estancamiento, mientras los ciudadanos permanecen sin alternativas reales para exigir cambios. Otros apuntan que los errores del pasado y la mala memoria política siguen acumulándose, generando un efecto dominó de miseria, abandono y falta de futuro previsible para la producción agrícola cubana.

Por si fuera poco, otra intervención, ésta del ministro de Agricultura ante la Asamblea Nacional parece repetir un guión antiguo: entusiasmo, promesas y aplausos, pero sin resultados concretos. Esto ha generado que el debate no solo se limite al presente, sino que haga necesario un análisis histórico y sociopolítico más profundo.

Como concluye la profesora Alina y respaldan los comentarios, la crisis del campo cubano no se resolverá con discursos ni con aplausos parlamentarios; requiere una transformación estructural, una rendición de cuentas real y la participación de la ciudadanía para reconstruir un sistema que, hoy, solo administra ruinas en lugar de producir futuro.

Del perfil de la profesora Alina Bárbara López

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