Ana Sofía Benítez Silvente es una joven creadora cubana que ha ganado notoriedad en redes sociales por sus monólogos que combinan teatro, crítica social e ironía. Con tan solo unos años en la escena artística digital, se ha destacado por retratar, con crudeza y sentido del humor, la difícil realidad que enfrentan millones de cubanos. Su trabajo se caracteriza por un enfoque directo, donde ella misma interpreta diversos personajes para mostrar la disparidad entre el discurso oficial y la vida cotidiana del pueblo.

En su más reciente monólogo, Ana Sofía se convierte en una especie de espejo de la sociedad cubana. Aparece vestida con una camisa de cuadros, representando a una dirigente del castrismo que recita el guión oficial: “Ustedes tienen que resistir, resistir creativamente… yo sé que ustedes tienen hambre, pero tienen que seguir resistiendo.”

La elección de esta vestimenta y su tono irónico refuerzan la crítica a un sistema que minimiza el sufrimiento de la población mientras exige obediencia y paciencia.

Al mismo tiempo, la actriz interpreta a varios ciudadanos comunes, cuyos rostros y cuerpos expresan la angustia de vivir bajo restricciones constantes. Con la boca sellada con cinta adhesiva, un plato vacío en la mano y una vela encendida, los personajes apenas pueden emitir leves quejidos, símbolo de la voz silenciada de quienes no pueden manifestar libremente sus necesidades y frustraciones.

La puesta en escena convierte el silencio en un grito dramático que denuncia hambre, apagones, represión y censura, mostrando cómo el pueblo cubano sobrevive en condiciones extremadamente difíciles.

El monólogo alcanza un punto crítico cuando se escuchan toques de caldero, un símbolo de protesta popular, y la “dirigente” responde con burla y amenaza: “¿Qué les pasa? ¡No se quejen porque les vamos a timbrar las redes sociales!” Esta escena refleja el cinismo del discurso oficial y la constante vigilancia sobre quienes se atreven a expresarse, incluso en espacios virtuales.

Con esta obra, Ana Sofía Benítez Silvente no solo entretiene, sino que también provoca reflexión y conciencia. Su trabajo es un recordatorio de que el arte puede ser un instrumento poderoso de denuncia social y que, detrás de cada guión irónico, hay historias reales de sufrimiento y resiliencia. El monólogo de Ana Sofía se ha convertido en un símbolo de resistencia creativa y de la lucha por visibilizar la realidad cubana contemporánea.

Fuente: La Tijera

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