Pobladores de Santiago de Cuba han alzado su voz ante el telecentro local, Turquino Tevé, para denunciar una situación que se ha vuelto insostenible: las calles de varios barrios están inundadas con aguas albañales. Vecinos aseguran que esta problemática se agrava cada día, especialmente en medio de la epidemia que afecta al país, y que representa un riesgo directo para la salud de la población.

Según los testimonios recabados, las aguas negras brotan de alcantarillas rebosadas y tuberías obstruidas, generando un olor insoportable y la proliferación de mosquitos y otras plagas. Las imágenes que compartieron los habitantes muestran charcos de desechos humanos en las calles principales, dificultando el tránsito de peatones y vehículos. Los vecinos destacan que la falta de acción de las autoridades locales ha empeorado la situación, pues las denuncias previas no han recibido respuesta efectiva.

La combinación de un sistema de saneamiento deteriorado y las lluvias frecuentes hace que los barrios más vulnerables sean los más afectados. Familias con niños pequeños y personas mayores sufren directamente las consecuencias de estas filtraciones, ya que aumenta el riesgo de enfermedades gastrointestinales, infecciones de piel y otras afecciones relacionadas con el contacto con aguas contaminadas. Los habitantes reclaman con urgencia que se tomen medidas concretas para reparar las infraestructuras dañadas y mejorar la recolección de desechos.

Rolando Nápoles, quien reporta la situación, subraya que la denuncia no busca generar alarma, sino visibilizar la precariedad que enfrentan muchas comunidades santiagueras. Los vecinos esperan que la cobertura mediática del telecentro local impulse la intervención de organismos de saneamiento y salud pública, y que se implementen acciones inmediatas que protejan la vida y el bienestar de la población.

La imagen de calles convertidas en cloacas refleja un problema que no solo es estructural, sino también social y sanitario, que requiere atención urgente. Santiago de Cuba enfrenta así una doble amenaza: la epidemia que afecta al país y la crisis de infraestructura que hace que sus ciudadanos vivan literalmente sobre aguas contaminadas. La paciencia de los pobladores se agota, y su demanda de soluciones se hace cada vez más urgente.

Fuente: Rolando Nápoles

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