La profunda crisis del sistema de salud en Cuba ha llegado a extremos alarmantes. Un caso reciente en la ciudad de Cárdenas, provincia de Matanzas, causa conmoción y se ha viralizado en redes sociales: un cubano decidió extraerse una muela en su propia casa utilizando una pinza, debido a la imposibilidad de obtener atención médica.

El protagonista, identificado como Mayito Rivero, compartió en Facebook que, tras varios intentos fallidos de conseguir un turno con un estomatólogo y sufrir constantes apagones en los consultorios, decidió tomar el asunto en sus propias manos.

“Esterilicé esta pinza, le puse papel sanitario y procedí a sacarme la muela, pero todo está bien gracias a Dios”, escribió, junto a imágenes del diente extraído y la herramienta improvisada.

Rivero, que cuenta con más de 30 años de experiencia como paramédico, explicó que la pieza ya estaba suelta, lo que lo motivó a realizar la extracción por su cuenta.

Aunque el hecho fue recibido con sorpresa y preocupación por muchos usuarios, él se mostró tranquilo y hasta bromeó en los comentarios, asegurando que los “Mareos son fuertes”.

Este episodio refleja crudamente las condiciones en que vive la población cubana en medio de un colapso sanitario. La falta de insumos médicos, la escasez de personal especializado y los apagones frecuentes han provocado que muchos ciudadanos tengan que improvisar soluciones que arriesgan su salud.

El caso de Rivero no es aislado. En La Habana, vecinos de un barrio llevaron una planta eléctrica a un policlínico para que pudieran atender emergencias médicas. En otras provincias, pacientes graves fueron trasladados de urgencia durante apagones masivos ante la imposibilidad de mantenerlos conectados a equipos vitales.

Los hospitales carecen de plantas eléctricas funcionales y en muchos centros médicos se usan linternas de celulares durante los apagones. Esta situación pone en riesgo incluso los procedimientos más básicos.

Mientras el gobierno cubano responsabiliza al embargo estadounidense, los ciudadanos siguen enfrentando un deterioro creciente en servicios esenciales como la salud. El acto desesperado de Rivero es solo un ejemplo más de cómo la población, abandonada por el sistema, se ve obligada a convertirse en su propio médico.

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