Las condiciones de reclusión del opositor cubano Virgilio Mantilla Arango han vuelto a generar preocupación y denuncias públicas tras la interrupción abrupta de una visita familiar en la prisión Kilo 7, ubicada en la provincia de Camagüey. Mantilla, líder de la Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos, permanece en un régimen de aislamiento prolongado, sin contacto regular con otros reclusos ni con su familia, en lo que activistas y allegados califican como un trato inhumano y contrario a las normas penitenciarias vigentes en Cuba.

De acuerdo con la información divulgada, la visita reglamentaria que le correspondía a Mantilla fue suspendida de manera repentina luego de un altercado con el jefe del centro penitenciario. Según relató su padrastro, Jesús Pino Argilado, el encuentro fue cancelado apenas unos minutos después de iniciado, tras una discusión relacionada con la retención de un objeto personal del preso. Como consecuencia de este incidente, Mantilla volvió a quedar incomunicado, perdiendo el contacto familiar al que tiene derecho conforme al Reglamento del Sistema Penitenciario cubano.

Organizaciones y observadores de la situación carcelaria han insistido en que las visitas familiares no son un privilegio, sino un derecho fundamental que contribuye a preservar la dignidad de las personas privadas de libertad y a proteger su estabilidad emocional. La suspensión reiterada de estos encuentros, advierten, tiene un impacto negativo directo en la salud mental y física de los reclusos, especialmente en aquellos considerados presos políticos.

La situación de salud de Virgilio Mantilla es otro de los puntos que más alarma ha generado. Sus familiares han denunciado que presenta serios problemas médicos y que no estaría recibiendo la atención adecuada. Asimismo, aseguran que permanece desde hace meses en una celda de castigo, en condiciones muy precarias, con limitaciones extremas para realizar actividades básicas y sin seguimiento médico regular, a pesar de su estado.

Mantilla fue arrestado el 17 de octubre en el municipio Carlos Manuel de Céspedes, en Camagüey, y trasladado inicialmente a una instalación de la Seguridad del Estado, donde se le abrió un proceso por el presunto delito de propaganda contra el orden constitucional. Posteriormente fue recluido en la cárcel Kilo 7. Su detención se produjo pocos meses después de haber sido excarcelado, en agosto de 2025, tras cumplir una condena anterior también vinculada a motivos políticos.

Según sus familiares, el activista fue nuevamente encarcelado tras publicar un video en redes sociales en el que criticaba la falta de respuesta del Gobierno cubano ante problemas que afectan a la población. Denuncian, además, que hasta el momento no se le ha asignado un número de causa formal, lo que incrementa las dudas sobre la legalidad de su detención.

El caso de Virgilio Mantilla vuelve a poner el foco en la situación de los presos políticos en Cuba y en las condiciones dentro de los centros penitenciarios del país, especialmente en lo referente al aislamiento, el acceso a la atención médica y el respeto a los derechos básicos de los reclusos.

Fuente: Martí Noticias

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