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Detienen a jefe de producción por robo de materiales en fábrica de zapatos en Manzanillo

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 30 de junio de 2025

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La corrupción en Cuba sigue dejando al descubierto la profunda descomposición que afecta a todos los niveles de la estructura estatal, especialmente en sectores estratégicos del ámbito social y productivo. Esta vez, el escándalo sacude al municipio de Manzanillo, en la provincia de Granma, donde fue detenido el jefe de producción de una fábrica estatal de zapatos por sustraer sistemáticamente materiales y venderlos de manera ilegal a particulares.

Según fuentes locales, el funcionario fue sorprendido por la policía en colaboración con trabajadores del propio centro, mientras realizaba una operación encubierta para sacar piezas listas para el montaje de calzado. Las materias primas, sustraídas de forma paulatina, eran vendidas a zapateros particulares, quienes se encargaban de completar la producción y comercializar los zapatos en el mercado informal a un precio de 3,000 pesos cubanos por par.

Las autoridades también arrestaron a varios de estos zapateros, implicados en la compra de piezas robadas, en una clara muestra de cómo la corrupción no solo se origina en los niveles jerárquicos del aparato estatal, sino que se ramifica por toda la sociedad, alimentada por la escasez, la miseria y la ausencia de un sistema económico funcional.

Este no es un caso aislado. El robo de recursos estatales, la desviación de insumos y la venta clandestina de productos forman parte de una cadena de corrupción profundamente arraigada en Cuba. A diario, se reportan incidentes similares en centros productivos, almacenes, mercados y fábricas, donde empleados y directivos, motivados por la necesidad o la impunidad, convierten lo estatal en botín.

La participación directa de cuadros medios y altos funcionarios en estos delitos evidencia que la corrupción no es un fenómeno exclusivo de la base. Los responsables de controlar, supervisar y garantizar el cumplimiento de las normativas son, en muchos casos, quienes lideran el saqueo desde adentro. Esto convierte al Estado cubano no solo en víctima, sino también en cómplice de un sistema corrupto que se reproduce con el silencio o la complicidad de las estructuras superiores.

La población, por su parte, vive atrapada entre la indignación y la resignación. Por un lado, repudia el enriquecimiento ilícito de funcionarios y redes clandestinas; por otro, muchos dependen de estos mercados paralelos para sobrevivir, en un país donde los salarios estatales no alcanzan para cubrir lo mínimo y los productos básicos escasean o están fuera del alcance económico.

Este nuevo caso en Manzanillo solo confirma una vez más que la corrupción en Cuba no es accidental ni episódica: es estructural. Abarca toda la esfera de la vida social, desde los almacenes de alimentos hasta las farmacias, desde las escuelas hasta los hospitales, pasando por el transporte, la vivienda y, por supuesto, la producción.


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