Lo que ocurrió en Guanabacoa no fue un simple acto de rebeldía ni una travesura nocturna: fue la expresión viva de un pueblo cansado, indignado y decidido a hacerse escuchar. En un municipio marcado por la historia, la tradición y la identidad, apareció un mensaje que retumbó más fuerte que cualquier consigna oficial: “No queremos tiranos. Abajo Díaz-Canel”. Ese grito, plasmado en las paredes del terruño, estremeció a quienes lo vieron y desató un despliegue policial que, más que imponer respeto, provocó risa e indignación.

Vecinos relatan cómo agentes llegaron con cubos, mangueras y brochas para borrar el mensaje tan pronto como se supo de su existencia. Era un espectáculo casi caricaturesco: un grupo de policías intentando borrar la verdad a chorros de agua, raspando la pared como si la pintura pudiera esconder el sentir de los cubanos. Pero el daño ya estaba hecho: el mensaje había corrido por el barrio, por redes sociales y, sobre todo, por la conciencia colectiva. No importa cuántas capas de pintura hayan usado, porque la memoria no se borra.

Guanabacoa, que a veces parece silenciosa ante los atropellos, esta vez alzó la voz. Y lo hizo con fuerza. Para muchos habitantes, este episodio marcó un antes y un después, una chispa que demuestra que el cansancio ya no es pasividad, sino impulso. Algunos aseguran que casi una unidad completa de la Policía se concentró en la zona, como si borrar una pared fuese más urgente que resolver los problemas reales del país. Esa escena, absurda y simbólica, refleja la fragilidad de un régimen que teme incluso a una frase pintada.

Lo más llamativo es que no se trató de un hecho aislado. En varios puntos del municipio hubo expresiones de inconformidad: desde consignas en muros hasta pequeños actos de resistencia silenciosa. Guanabacoa, tantas veces ignorada por las autoridades, está mostrando que el descontento no se puede seguir escondiendo debajo de la pintura.

Cada día aumenta la sensación de que algo se está moviendo en Cuba. La gente está dejando de callar, está perdiendo el miedo y está empezando a actuar, aunque sea con gestos pequeños pero firmes. El régimen podrá borrar paredes, pero no podrá callar a un pueblo entero. Y si algo dejó claro Guanabacoa, es que la libertad siempre encuentra la manera de hacerse visible.

Del perfil de Lara Crofs

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