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La madre que se cansó de callar: Yosleydis Rodríguez enfrenta al gobierno de Camagüey por sus hijos

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 1 de agosto de 2025

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Con el alma a flor de piel y el rostro lleno de determinación, Yosleydis Rodríguez Rodríguez, vecina del barrio La Güernica en Camagüey, se plantó este jueves ante el Gobierno Provincial con una sola exigencia: respuestas. La falta de electricidad desde el día anterior a las 3 de la tarde fue la gota que colmó un vaso rebosado de desatención, precariedad y abandono.

Según informó el periodista independiente José Luis Tan Estrada, exiliado en EE.UU., la madre protagonizó una protesta solitaria, pero profundamente simbólica, frente al edificio estatal. Su motivación era clara y urgente: en su casa viven dos niños, uno de ellos con síndrome de Down, cuya salud se ve gravemente afectada cada vez que los apagones golpean sin aviso.

«Mi hijo con condiciones especiales se descompensó por completo. No nos da ni tiempo a cargar las lámparas. Por mis hijos, yo hago lo que sea», gritó entre lágrimas Yosleydis, visiblemente alterada por la impotencia. En medio de su denuncia, lanzó una crítica directa a los funcionarios del edificio: «Hace 45 minutos que llegué aquí y lo único que hacen es comer. ¡Claro, con corriente! ¿Y al pueblo quién lo defiende?»

Su acción, lejos de pasar desapercibida, se volvió viral. El video de su reclamo circuló por redes sociales bajo la etiqueta #NoLaDejemosSola, generando una ola de solidaridad que traspasó fronteras. Muchos vieron en ella a tantas madres cubanas que hoy luchan contra la escasez, la oscuridad y el abandono.

Pero Yosleydis fue más allá. No se conformó con denunciar un apagón, sino que señaló la raíz del problema: la ineficiencia del sistema. Exigió la publicación de horarios claros de cortes eléctricos, para que las familias puedan al menos organizar su rutina sin vivir en la incertidumbre diaria.

«Esto es contrarrevolución. Nos están matando poco a poco. ¡Ya está bueno ya!», exclamó con furia y dolor, evidenciando una rabia acumulada que muchas comparten pero pocas se atreven a expresar.

Mientras en la sede gubernamental almorzaban con aire acondicionado y corriente garantizada, en casa de Yosleydis la nevera se descongelaba y la comida se perdía. Su denuncia puso en evidencia la doble moral de un poder que vive con privilegios mientras ignora al pueblo.

Su caso no es aislado. En distintos puntos del país, otras madres han tenido que acudir a estas acciones desesperadas para ser escuchadas. Han sido ignoradas, silenciadas o amenazadas. Porque en Cuba, ser madre y pobre es sinónimo de resistencia.

Yosleydis habló por todas. Por las que callan, por las que temen, por las que luchan. Su protesta no solo fue una denuncia: fue también una advertencia. El pueblo está cansado. Y cuando las madres pierden el miedo, el poder debería empezar a preocuparse.


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