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Díaz Canel asegura que 'la revolución no olvida a sus hijos' pero la realidad del Oriente cubano es bien distinta

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 8 de noviembre de 2025

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El paso del huracán Melissa dejó al Oriente cubano en una situación crítica, con miles de personas afectadas por la falta de electricidad, agua potable y materiales de primera necesidad para poder reconstruir sus hogares y comunidades.

Sin embargo, Miguel Díaz-Canel buscó presentar un panorama distinto, asegurando que el gobierno estaba atendiendo a todos los damnificados y que nadie había quedado desamparado.

A pesar de sus afirmaciones, los testimonios y reportes que llegan desde provincias como Guantánamo, Santiago de Cuba y Granma muestran una realidad muy distinta: comunidades enteras continúan sin servicios básicos, muchas familias están viviendo en condiciones precarias y la recuperación avanza lentamente, limitada por la escasez de recursos.

La desconexión entre lo que se dice desde la cúpula del poder y la situación real en el terreno ha generado un creciente escepticismo entre la población, que sigue lidiando con dificultades cotidianas y sin señales claras de ayuda efectiva.

Durante su intervención, Díaz-Canel intentó desviar la atención responsabilizando a quienes critican al régimen, a quienes llamó “odiadores”, por el caos que enfrenta el país. Asimismo, reiteró frases y consignas que se han convertido en marca registrada de su gestión, como la idea de que el Estado en Cuba es el pueblo y que el poder del pueblo se traduce en poder real. Sin embargo, estas declaraciones chocan con la evidencia: la población sigue esperando soluciones concretas mientras las palabras vacías se multiplican en discursos oficiales.

El cierre del discurso fue especialmente simbólico: Díaz-Canel afirmó que mientras exista algún “Roboilusionario”, la “Robo-ilusión” seguirá viva. Una frase cargada de retórica, que intenta transmitir esperanza y unidad, pero que choca con la dureza de la vida diaria de los cubanos, quienes enfrentan apagones, falta de agua, escasez de alimentos y un sentimiento generalizado de abandono.

Lo que quedó claro es que la brecha entre las promesas del gobierno y la realidad de las familias afectadas no se ha cerrado. Mientras el discurso busca justificar la gestión del régimen, las imágenes y denuncias que circulan muestran que muchos ciudadanos aún esperan soluciones que no llegan.

La pregunta que surge es inevitable: en medio de esta crisis ¿cuántos cubanos todavía confían en las promesas de un gobierno que parece cada vez más desconectado de sus necesidades reales?

Del perfil de La Tijera


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