Un total de 128 migrantes cubanos fueron devueltos este 18 de diciembre desde Estados Unidos a la Isla, en un nuevo operativo de retorno que vuelve a poner en primer plano la compleja y sostenida crisis migratoria que atraviesa el país. El grupo, integrado por 106 hombres, 21 mujeres y un menor de edad, arribó al Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana como parte de los acuerdos migratorios bilaterales vigentes entre ambos gobiernos.

Según la información oficial, una de las personas retornadas fue detenida por las autoridades cubanas al comprobarse que se encontraba en libertad condicional en el momento en que abandonó el país de manera ilegal. Más allá de este hecho puntual, el regreso de este grupo se inscribe en una dinámica que se ha vuelto recurrente en los últimos años: la devolución sistemática de ciudadanos que intentan salir de Cuba por vías irregulares, empujados por la falta de oportunidades económicas, el deterioro de las condiciones de vida y la ausencia de perspectivas a corto plazo.

Con este vuelo, ya suman 53 las operaciones de devolución realizadas en lo que va de año desde distintos países de la región, con un total de 1.663 personas retornadas. La cifra seguirá aumentando en las próximas horas, pues para la mañana de este viernes está prevista la devolución de otros seis migrantes que fueron interceptados en el mar tras intentar salir ilegalmente del país por vía marítima. De concretarse este retorno, el número total ascendería a 1.669 personas devueltas en 2025.

Las autoridades cubanas reiteran en cada uno de estos comunicados su compromiso con una migración “regular, segura y ordenada”, al tiempo que insisten en advertir sobre los peligros que entrañan las salidas ilegales del país, especialmente aquellas realizadas por mar. Sin embargo, estas advertencias contrastan con una realidad social marcada por la escasez de alimentos, la inflación, los prolongados apagones y la falta de expectativas, factores que continúan alimentando el deseo de emigrar a cualquier costo.

El continuo flujo de retornos pone de relieve una realidad incómoda: mientras no cambien las condiciones estructurales que empujan a miles de cubanos a irse, la migración irregular seguirá siendo una válvula de escape para una población atrapada entre la desesperanza y el riesgo. Cada nuevo vuelo de retorno es, en última instancia, un recordatorio de que la crisis migratoria cubana sigue lejos de resolverse.

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