Trabajadores del Hospital Materno de Camagüey han alertado sobre la grave situación de Yuliet Marín Roldán, quien lleva casi una semana ingresada por un absceso tubo-ovárico que no mejora pese al tratamiento aplicado.

Desde su ingreso, se le administró medicación y se le colocó una bránula, asegurándole que el hospital contaba con todos los insumos necesarios. Sin embargo, al día siguiente, el doctor Lafontaine exigió a la familia llevar guantes, bránulas, agujas y otros materiales básicos, como si el hospital no tuviera recursos.

Ante la desesperación de la paciente, quien preguntó de dónde podría sacar todos esos insumos, el médico respondió que él era un “médico reconocido de muchos años” y no debía cuestionársele, mientras una enfermera intentaba mediar, asegurando que los recursos sí estaban disponibles.

Un ultrasonido posterior confirmó que el absceso había aumentado de tamaño, lo que representa un riesgo alto de ruptura y posterior sepsis, poniendo en peligro la vida de Yuliet. A pesar de esto, la solicitud de cambiar el tratamiento fue negada, alegando que no había antibióticos más fuertes disponibles que el Rocefin, medicamento con el que no ha mostrado mejoría.

Actualmente, la paciente permanece en la sala de aborto, cama 8, con un tratamiento extendido por diez días más sin resultados, generando preocupación entre el personal sanitario y los familiares. La situación ha provocado indignación en la comunidad, que denuncia la falta de humanidad y sensibilidad del sistema de salud.

Usuarios de redes sociales han reaccionado con preocupación y enojo. Algunos recuerdan casos similares de negligencia médica y la escasez de insumos en hospitales cubanos, mientras otros llaman a la familia a exigir respuestas inmediatas para salvar la vida de Yuliet.

Las opiniones destacan la necesidad urgente de empatía y humanismo en la atención médica, así como de medidas efectivas para garantizar la vida de los pacientes en riesgo.

Este caso refleja la cruda realidad de muchos hospitales en Cuba, donde los pacientes dependen en gran medida de los familiares para obtener lo más básico y donde la falta de recursos y la negligencia pueden convertirse en una amenaza directa para la vida. La denuncia de Yuliet Marín Roldán es un llamado urgente a las autoridades y al personal médico a actuar con responsabilidad, sensibilidad y ética profesional.

Pedimos a todos compartir esta historia para visibilizar la situación y exigir que se tomen medidas inmediatas que garanticen la atención adecuada a Yuliet y a todos los pacientes en riesgo.

Del perfil de José Luis Tan

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