Más de 200 kilos de carne echados a perder destapan fallas en el sistema alimentario cubano
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 24 de septiembre de 2025

La crisis alimentaria en Cuba vuelve a mostrar su rostro más doloroso. En el municipio de Jobabo, Las Tunas, más de 200 kilogramos de productos cárnicos terminaron incinerados en un Centro de Elaboración, tras quedar inservibles por fallas en la refrigeración y la prolongada falta de electricidad.
Según reportes locales, la cadena de errores incluyó un fallo en las cámaras frías, la ausencia de combustible para encender el grupo electrógeno y la falta de supervisión del personal. El resultado fue la pérdida de croquetas, picadillo, mortadela, queso, camarones y carne de res, en un país donde conseguir proteína es casi imposible para una familia promedio.
Los inspectores de Salud dictaminaron que los alimentos no eran aptos para el consumo y ordenaron su incineración.
Pero los vecinos cuestionan esa decisión, pues aseguran que al menos se pudieron destinar a animales o entregarse, bajo control, a familias vulnerables. “Aquí hay madres que no tienen qué darle de comer a sus hijos, mientras toneladas de comida se botan por negligencia”, expresó una residente del barrio.
Este caso no es aislado. Hace apenas unos meses, en Bayamo, se reportó la pérdida de cientos de litros de leche acopiada que se descompuso por falta de refrigeración, mientras los niños del territorio recibían su ración con retraso o en condiciones dudosas.
En La Habana, en 2023, se conoció de un almacén donde decenas de sacos de arroz importado se humedecieron y terminaron infestados de gorgojos sin que nadie respondiera.
La constante es la misma: instalaciones mal equipadas, apagones interminables, combustible insuficiente y administraciones que reaccionan tarde. En cada caso, el golpe no solo es material, sino emocional. La población percibe cómo se desperdician productos esenciales mientras los precios del mercado informal alcanzan cifras impagables.
Los propios trabajadores del centro de Jobabo reconocieron que no es la primera vez que ocurre algo similar. Y aunque las autoridades aseguran que ahora hay diésel para mantener activo el grupo electrógeno, la medida llega demasiado tarde para un pueblo que ya vio desaparecer alimentos que hubieran aliviado, aunque fuese por unos días, la mesa de muchas familias.
El incidente revela un problema estructural: la falta de planificación, controles y responsabilidad en el manejo de los escasos recursos alimentarios del país. Cada libra de carne o embutido se ha convertido en un lujo y la pérdida de más de 200 kilos de productos es un símbolo doloroso de cómo la crisis, la burocracia y la negligencia se combinan para vaciar los platos de millones de cubanos.