Navidad en Cuba signada por escasez, apagones y la dura pregunta de qué habrá en la mesa(video)
Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 17 de diciembre de 2025
A mediados de diciembre, las celebraciones de fin de año en Cuba llegan marcadas por una realidad cada vez más difícil. La Navidad y el Fin de Año, que durante décadas fueron sinónimo de reunión familiar, mesa compartida y esperanza renovada, hoy se viven bajo el peso de la escasez, los apagones prolongados y la ausencia de muchos seres queridos que han emigrado. La pregunta que se repite en miles de hogares no es qué se celebrará, sino qué se podrá poner en la mesa.
La crisis económica ha golpeado todos los aspectos de la vida cotidiana. Conseguir alimentos básicos se ha convertido en una carrera de obstáculos: mercados vacíos o precios inalcanzables y una libreta de abastecimiento que ya no garantiza lo mínimo. Para muchas familias, la cena de Nochebuena o de Fin de Año se reduce a picadillo, salchichas, arroz blanco o, en el mejor de los casos, algunos huevos. El cerdo, símbolo tradicional de estas fechas, es hoy un lujo reservado para muy pocos.
A esta situación se suma un contexto especialmente complejo en varias provincias del país. Las recientes inundaciones han dejado comunidades enteras afectadas, con viviendas dañadas y pérdidas materiales que hacen imposible pensar en celebraciones. Los derrumbes, cada vez más frecuentes en ciudades como La Habana, obligan a muchas familias a pasar las fiestas en albergues o en casas de vecinos, en condiciones precarias y sin privacidad. En esos escenarios, hablar de una cena festiva resulta casi irreal.
La falta de medicamentos agrava aún más el panorama. Personas mayores, enfermos crónicos y niños enfrentan estas fechas sin tratamientos esenciales, dependiendo de la solidaridad de familiares, amigos o donaciones que llegan del exterior. El estrés, la incertidumbre y el cansancio emocional se acumulan, mientras los apagones prolongados oscurecen las noches y limitan incluso la posibilidad de cocinar.
Sin embargo, a pesar de todo, muchos cubanos intentan mantener vivas las tradiciones. Una comida sencilla, una vela encendida durante un apagón, una llamada a un familiar que está lejos o un brindis improvisado con lo poco disponible se convierten en actos de resistencia cotidiana. No se trata solo de celebrar, sino de reafirmar la capacidad de seguir adelante.
En medio de la escasez, las inundaciones, los derrumbes y la falta de acceso a alimentos y medicinas, el fin de año en Cuba refleja una sociedad que sobrevive como puede. La esperanza, aunque golpeada, sigue presente en el deseo común de que el próximo año traiga cambios reales y condiciones de vida más dignas para todos.
Soñar no es pecado pero la realidad se impone a los deseos.
Fuente: Martí Noticias