“Ni hirviéndola se puede beber”, alarma por agua contaminada en el oriente cubano
Redacción de CubitaNOW ~ sábado 8 de noviembre de 2025
La indignación crece en Santiago de Cuba y otras zonas del oriente del país, donde múltiples denuncias ciudadanas alertan sobre la grave contaminación del agua potable tras el paso del huracán Melissa.
Las imágenes y testimonios que circulan en redes sociales muestran un panorama alarmante: agua turbia, con sedimentos y mal olor, que llega directamente por las tuberías a los hogares.
En su perfil de Facebook, la usuaria Irma Broek publicó un mensaje que rápidamente se hizo viral, acompañado de un video que muestra la calidad del líquido que están recibiendo los santiagueros.
“Esta es el agua ‘sucia’ que están recibiendo en varios puntos de Santiago de Cuba. Ni hirviéndola se puede beber. Con el arbovirus ya descontrolado, solo falta un brote masivo de hepatitis y diarreas. Los hospitales están colapsados, sin condiciones ni medicamentos básicos para atender una enfermedad totalmente evitable. Esta es una emergencia. El agua potable NO es un lujo, es un derecho. ¡El pueblo necesita AGUA POTABLE YA!”, denunció Broek.
La publicación refleja el sentimiento de desesperación que domina a miles de familias en la región, donde la falta de agua potable y las condiciones de insalubridad amenazan con provocar una crisis epidemiológica de grandes proporciones.
Fuentes locales reportan que el huracán Melissa dañó severamente los sistemas de bombeo y acueductos, lo que ha dejado a comunidades enteras dependiendo de cisternas o de agua de lluvia, muchas contaminada.
En paralelo, los hospitales provinciales enfrentan escasez crítica de medicamentos y material sanitario, mientras los casos de dengue, hepatitis y enfermedades gastrointestinales aumentan cada semana.
Expertos en salud pública alertan que el riesgo de brotes epidémicos en la zona oriental es alto, y que las autoridades deben actuar de inmediato: reparar redes, garantizar cloración adecuada y distribuir agua segura.
Mientras tanto, los ciudadanos continúan reclamando una respuesta oficial que vaya más allá de promesas.
El reclamo es unánime: “el agua potable no puede ser un privilegio, es un derecho básico que el Estado debe garantizar.”