En los últimos días, cuentas en redes sociales asociadas directa o indirectamente al Ministerio del Interior (MININT) han incrementado la difusión de supuestos operativos contra el tráfico y la venta de drogas en varias provincias del país. La reiteración de los reportes, el tono de las publicaciones y la estética del mensaje apuntan a una estrategia comunicacional coordinada que busca proyectar control y eficacia frente a un fenómeno que, según múltiples señales sociales, se ha expandido con fuerza en Cuba.

Entre los perfiles que más actividad han mostrado figuran Con Todos La Victoria, Verdades a Través del Móvil, Héroes de Azul y Guantánamo y su Verdad, páginas que suelen alinearse con la narrativa oficial y el aparato de seguridad. A diario, publican notas sobre detenciones, incautaciones y “golpes” al narcotráfico, acompañadas de consignas políticas, lenguaje triunfalista y llamados abiertos a la delación ciudadana.

Uno de los casos más citados ocurrió en Matanzas. El perfil Con Todos La Victoria informó sobre el arresto de un joven de 29 años en el puente de Bacunayagua, a quien atribuyó la posesión de supuestos fragmentos de papel impregnados con cannabinoides sintéticos. Sin embargo, la publicación se caracteriza por el tono burlón y el escarnio hacia el detenido, y no aporta evidencias verificables ni información sobre el proceso legal seguido en su contra.

En Camagüey, Verdades a Través del Móvil reportó la detención de cuatro personas en la vía pública y, por separado, el arresto de una pareja presuntamente vinculada a la venta de “químico”. En ambos casos, se mencionan decomisos de dinero y sustancias, pero faltan datos esenciales: identificación clara de los acusados, pruebas independientes, detalles del expediente y garantías públicas sobre la transparencia de la investigación.

En Guantánamo, otro perfil oficialista celebró la captura de un individuo apodado “El Míster”, supuestamente tras una llamada anónima. El énfasis del mensaje —“atrapado y bien atrapado”— refuerza una narrativa de castigo ejemplarizante, más cercana a la exposición pública y la intimidación que a la información objetiva.

Aunque el discurso gubernamental insiste en una “lucha frontal” contra las drogas, la expansión del consumo de sustancias como el “químico” sugiere un problema de fondo que no se resuelve con arrestos puntuales ni con campañas en Facebook. La crisis económica, la falta de oportunidades, el desgaste social y la ausencia de políticas de prevención sostenidas han creado un terreno fértil para el avance de estas sustancias, especialmente en entornos vulnerables.

A esto se suma un elemento clave: la opacidad. Las publicaciones suelen centrarse en detenciones inmediatas, pero rara vez incluyen seguimiento judicial, sentencias, alcance real de las redes desmanteladas o responsabilidades institucionales. Tampoco se explica cómo circulan con tanta facilidad estas drogas en un país donde el Estado mantiene un control estricto sobre fronteras, puertos y buena parte del comercio.

En la práctica, los perfiles vinculados al MININT proyectan una imagen de contundencia mientras trasladan parte del problema a la ciudadanía, apelando al miedo y a la denuncia como herramienta central. Más que una estrategia integral contra las drogas, lo que se percibe es una ofensiva propagandística destinada a reforzar la idea de autoridad y control, en un momento en que la inseguridad, el consumo de sustancias y la desesperanza crecen en las calles de Cuba.

Recomendado para ti