Un total de 10 automóviles Moskvitch fueron donados por Rusia a la ciudad de La Habana, según informó la gobernadora provincial Yanet Hernández, en declaraciones recogidas por el periodista Alberto Arego.

Los vehículos serán destinados, según la funcionaria, a ocho hospitales de la capital y a la dirección provincial de Educación, con el objetivo declarado de mejorar la movilidad del personal en estas instituciones.

La entrega de estos automóviles se produce en un contexto de creciente presión sobre el sistema de salud y la educación en Cuba, donde la escasez de transporte adecuado ha sido señalada durante años por trabajadores de ambos sectores.

Según Arego, la gobernadora destacó que los Moskvitch serán distribuidos para atender las necesidades operativas de cada institución, aunque no ofreció detalles sobre criterios de priorización ni fechas exactas de implementación.

El anuncio ha generado reacciones mixtas entre la población y los trabajadores de los hospitales, quienes han señalado que la cantidad de vehículos parece insuficiente frente a las necesidades reales de la capital.

Ocho hospitales de La Habana, muchos de ellos sobrecargados y con flotas de ambulancias y autos propios limitadas, recibirán solo un vehículo cada uno, mientras que la dirección provincial de Educación tendrá un automóvil para coordinar el transporte en cientos de escuelas.

Expertos en logística y administración pública han alertado que, aunque la donación pueda representar un alivio simbólico, no resuelve los problemas estructurales de transporte ni la falta de recursos para mantener los vehículos en condiciones óptimas, especialmente en un país que enfrenta dificultades crónicas para importar piezas de repuesto y combustibles.

Asimismo, algunos analistas interpretan la entrega como un gesto de visibilidad internacional, más que una solución práctica al déficit de transporte.

En redes sociales y comentarios de ciudadanos, se cuestiona la eficacia de distribuir los vehículos de forma que apenas impacten en la operación diaria de los hospitales y las instituciones educativas.

La gobernadora Yanet Hernández aseguró que la llegada de los Moskvitch es un “apoyo significativo” de Rusia para fortalecer la capacidad de respuesta del sector salud y educativo en La Habana, pero persisten dudas sobre si este tipo de iniciativas será suficiente para enfrentar los retos de movilidad en la capital cubana.

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