La reciente confiscación de un buque petrolero frente a las costas de Venezuela ha provocado una reacción inmediata de los gobiernos de La Habana y Caracas. La operación, anunciada por el presidente de Estados Unidos Donald Trump se enmarca dentro de un programa de vigilancia y sanciones aplicado a embarcaciones vinculadas al comercio de crudo venezolano. Informes citados por medios estadounidenses señalaron que la carga se dirigía hacia Cuba.

Las autoridades cubanas, encabezadas por el presidente Miguel Díaz-Canel y el canciller Bruno Rodríguez, calificaron el hecho como una violación del Derecho Internacional y como un ataque a la libertad de comercio. Ambos funcionarios emplearon la red social X para denunciar lo ocurrido, integrando el incidente dentro del discurso oficial que atribuye a Washington acciones de hostilidad en la región.

De acuerdo con datos divulgados por Bloomberg y Politico, el buque figuraba desde hace años en listas de sanciones estadounidenses. Se indicó además que la embarcación estaba presuntamente vinculada a operaciones comerciales administradas por Cubametales, empresa estatal sancionada por su papel en el abastecimiento energético de la Isla. Fuentes consultadas aseguraron que el cargamento sería vendido a intermediarios asiáticos, habituales compradores de petróleo venezolano.

El Departamento de Justicia divulgó imágenes de la operación ejecutada por el FBI, la Guardia Costera y el Departamento de Seguridad Nacional. Según las autoridades estadounidenses, la nave formaba parte de una red ilegal dedicada al transporte de crudo venezolano e iraní. La fiscal general Pam Bondi declaró que continuarán las acciones dirigidas a impedir este tipo de actividades.

El Gobierno de Venezuela anunció que emprenderá acciones internacionales. Catalogó la incautación como un acto comparable a decisiones previas de tribunales estadounidenses sobre activos venezolanos en el exterior.

Este episodio coincidió con la realización en Caracas de la Asamblea de los Pueblos por la Soberanía y la Paz, evento al que acudió una delegación de Cuba junto a representantes de Nicaragua, Bolivia y otros países aliados. Los participantes emitieron una declaración de apoyo al Gobierno venezolano y denunciaron lo que consideran presiones externas sobre los recursos energéticos del país.

La tensión aumentó también tras reportes de nuevas maniobras militares estadounidenses en el Caribe. Plataformas de seguimiento indicaron que aviones F-18 habrían sobrevolado zonas cercanas a instalaciones navales venezolanas, atravesando la línea de las 12 millas náuticas. Asimismo, un dron MQ-4C Triton realizó vuelos de reconocimiento en fechas recientes.

Estados Unidos ha intensificado sus operaciones de interdicción marítima desde septiembre, destruyendo numerosas embarcaciones sospechosas de tráfico ilícito. El Gobierno venezolano cuestiona estas acciones y señala que incrementan el clima de confrontación. Mientras tanto, el Ejecutivo de Nicolás Maduro mantiene un discurso de defensa frente a una posible escalada militar.

Fuente: Diario de Cuba

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