La recaptura de tres reclusos del condado de DeKalb, Georgia, ha destapado una combinación inquietante de fallas estructurales, errores humanos y una sorprendente creatividad criminal. Los fugitivos, entre ellos un joven acusado de asesinato y con antecedentes de extrema violencia, fueron finalmente localizados y arrestados en el sur de Florida, poniendo fin a una huida que parecía sacada de una película, pero que expone problemas muy reales dentro del sistema penitenciario estadounidense.

La evasión comenzó en la madrugada del 22 de diciembre, cuando los custodios descubrieron que los internos habían logrado escapar tras dañar una sección debilitada de su celda. Aunque las autoridades no revelaron detalles precisos sobre el punto vulnerado, sí reconocieron que la estructura de la cárcel está profundamente deteriorada y que sus deficiencias han facilitado situaciones como esta. La sheriff Melody Maddox describió la instalación como una edificación “que se desmorona frente a nuestros ojos”, una declaración que resume el estado crítico del recinto.

El escape no fue producto del azar, sino de un plan cuidadosamente trazado desde el interior. A pesar de que las llamadas telefónicas de los reclusos son monitoreadas, los tres lograron usar los teléfonos de la cárcel para contactar a cómplices en el exterior. Esas conversaciones, revisadas posteriormente por los investigadores, revelaron cómo coordinaron cada paso: desde ser recogidos a las afueras de la cárcel por un conocido, hasta llegar a la casa de la novia de uno de ellos para ocultarse temporalmente.

Una vez fuera del alcance inmediato de las autoridades de Georgia, los fugitivos dieron un giro inesperado en su ruta: ordenaron un viaje a través de la plataforma Lyft. El vehículo los transportó rumbo a Florida, sin que el conductor supiera que llevaba a tres hombres peligrosos, uno de ellos acusado de asesinato y otro vinculado a casos de incendio premeditado y robo a mano armada. Después de conocerse la historia, las autoridades informaron que el conductor quedó profundamente conmocionado al enterarse de la identidad de sus pasajeros.

El papel del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos fue determinante para la recaptura. Al rastrear las llamadas telefónicas y los movimientos detectados tras la fuga, el grupo de tareas especializado en fugitivos logró reconstruir la ruta que tomaron los hombres y finalmente localizarlos en el sur de Florida. La operación concluyó sin incidentes mayores, pero no sin inquietantes reflexiones sobre cómo, a pesar de ser considerados armados y extremadamente peligrosos, pudieron desplazarse por varios estados sin ser detectados tempranamente.

Entre los tres fugitivos, el caso de Stevenson Charles de 24 años, destaca como el más grave. Con una condena previa de cadena perpetua por secuestro y robos bancarios, además de múltiples acusaciones en Georgia y Florida, Charles había sido trasladado al condado de DeKalb para enfrentar un cargo de asesinato pendiente. Su historial incluye un violento caso de 2022, donde presuntamente obligó a una víctima a retirar dinero tras conocerla en la aplicación Grindr.

La fuga y rápida recaptura de estos reclusos vuelven a encender el debate sobre la urgencia de modernizar las cárceles, reforzar sus mecanismos de control y actualizar protocolos para impedir que episodios tan peligrosos y humillantes para el sistema se repitan.

Fuentes: La Nación y Univisión 14

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