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Un “puerquito” llamado Tasa Flotante: humor criollo para contar la economía desde el patio

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 26 de diciembre de 2025

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En medio de apagones prolongados, un déficit energético que golpea la vida diaria y una economía cada vez más incierta, una periodista cubana ha encontrado una forma tan simple como efectiva de retratar la realidad: reírse de ella. Desde Nueva Gerona, en Isla de la Juventud, Yuliet Pérez Calaña, conocida en redes como Yuliet PC o “La Yuli de Cuba”, convirtió a un cerdito “gordito” en protagonista de un comentario social que miles de cubanos entienden sin que haga falta explicación.

En un video publicado en Facebook, la comunicadora presenta a sus seguidores al animal que —según cuenta— será la cena de fin de año en su casa. Pero el puerco no es solo la proteína que asegura el 31 de diciembre: para ella es un símbolo viviente de cómo se “mueve” la economía nacional… o de cómo se sufre.

Yuliet afirma que solo celebra dos fechas con verdadero rigor: su cumpleaños y el último día del año. Por eso, pase lo que pase, asegura que siempre se las ingenia para garantizar el plato fuerte con el que cierra el calendario. El toque distintivo llega cuando explica que sus cerdos no se llaman por capricho, sino por conceptos económicos que han marcado la vida reciente en Cuba.

“Ya ustedes conocieron a MLC, a Inflación; conocieron el año pasado a Reordenamiento… y ahora les voy a presentar a Tasa Flotante”, anuncia con ironía. El nombre —cargado de guiño y crítica— resume el laberinto monetario que vive el país y convierte una escena doméstica en una forma creativa de narrar la crisis desde el corral.

En el video, la periodista llama al cerdito y lo muestra tranquilo, con una contextura saludable pese a su corta edad. Comenta que está algo sucio porque lo acaban de trasladar, pero destaca su “presencia” como si se tratara de un personaje más del día a día cubano. Así, un acto cotidiano se transforma en mensaje: la economía no se explica solo con cifras, también se entiende en la casa, en la mesa y en lo que cada familia logra “resolver”.

No es la primera vez que Yuliet mezcla humor y realidad con ese estilo directo. Días antes, otra anécdota suya se volvió viral, esta vez vinculada a los apagones que se han intensificado en el país. Contó que una noche, luego de poner agua a calentar para bañarse, un corte eléctrico la dejó a oscuras y con el celular descargado. Su pareja le llevó una cubeta que ella creyó caliente y se duchó en plena penumbra.

Salió “limpiecita y olorosa”, pero notó algo extraño en la piel y pensó que era un gel nuevo de lavanda. La verdad llegó cuando regresó la corriente: el agua que había dejado en el fogón seguía intacta. La cubeta provenía, en realidad, de una olla donde su madre había hervido plátanos para el fufú.

La historia cerró con bromas sobre los “efectos” de bañarse con agua de plátano y una frase irónica sobre empezar “cerrada” el 2026. Humor, sí, pero también un retrato claro: la precariedad obliga a improvisar, y la risa termina funcionando como mecanismo de supervivencia.

En un país donde la escasez se ha vuelto rutina y la vida cotidiana se sostiene a base de inventiva, relatos como el de “Tasa Flotante” y los baños a oscuras con agua de fufú dejan de ser simples ocurrencias. Son, para muchos, pequeñas crónicas de la Cuba real: la que vive entre apagones, carencias… y la capacidad de seguir adelante riéndose para no rendirse.


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