La indignación y el temor se mezclan entre los vecinos de la Carretera del Morro en Santiago de Cuba, donde una alcantarilla completamente destapada se ha convertido en una amenaza constante para todos los que transitan por la zona.

El peligro lleva meses latente, pero la ausencia total de respuesta institucional llevó a la comunidad a actuar por cuenta propia: colocar un tronco de árbol dentro del hueco para evitar un accidente que podría ser fatal. Este gesto improvisado representa la realidad cotidiana de muchos cubanos, obligados a resolver por su propia cuenta problemas que corresponden a las autoridades.

El punto exacto del peligro se encuentra cerca de la calle 9 de Veguita de Galo, justo donde terminan los límites del parque y se unen las dos vías principales. Se trata de una zona de tránsito continuo, utilizada tanto por peatones como por motoristas y vehículos ligeros. La profundidad de la alcantarilla, sumada a su ubicación estratégica, la convierten en una trampa mortal, especialmente durante la noche o en momentos de poca visibilidad.

Vecinos consultados afirmaron que la preocupación ha ido creciendo cada día. Muchos temen que solo cuando ocurra una tragedia —como ya ha pasado en otros barrios de Cuba— se decida intervenir. A pesar de las reiteradas denuncias realizadas por residentes y de la evidencia del riesgo, las instituciones responsables, entre ellas Aguas Santiago y Servicios Comunales, no han dado ningún tipo de respuesta ni han enviado equipos para cerrar o señalizar la zona.

Resulta aún más alarmante que este peligro esté ubicado a pocos metros de las sedes del Partido Comunista y del Gobierno del Distrito #3 "Antonio Maceo". Para los vecinos, esta cercanía simboliza la indiferencia institucional, pues ni siquiera la proximidad a edificios gubernamentales ha sido suficiente para atender un problema que amenaza directamente la seguridad pública.

El tronco colocado dentro de la alcantarilla se ha convertido en una especie de bandera de advertencia, una señal rudimentaria que intenta suplir la falta de señalización oficial. Aunque improvisada, esta medida ha evitado varios incidentes, pero no elimina el peligro real ni ofrece una solución definitiva.

La comunidad exige, una vez más, que las autoridades actúen de inmediato. No solo piden que se repare la alcantarilla, sino también que se establezcan protocolos de respuesta rápida para evitar que situaciones similares sigan poniendo en riesgo la vida de los santiagueros. Hasta ese momento, seguirán viviendo entre el miedo y la incertidumbre, dependiendo de un tronco donde debería haber una solución institucional.

Del prefil de Yosmany Mayeta

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