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Crisis sanitaria en Cuba se profundiza pese al discurso oficial de control

Redacción de CubitaNOW ~ miércoles 10 de diciembre de 2025

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Cuba atraviesa uno de los momentos sanitarios más críticos de los últimos años, mientras el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) intenta proyectar una imagen de estabilidad que contrasta con los números divulgados este martes en la televisión nacional.

De acuerdo con la viceministra Carilda Peña García, nueve menores de edad permanecen en estado crítico por arbovirosis, fundamentalmente chikungunya y dengue, en un contexto marcado por hospitales saturados, carencia de insumos básicos y un incremento constante de enfermos en todo el territorio.

A pesar de ello, Peña García mantuvo un discurso esperanzador, describiendo como "positiva" la evolución de los pacientes graves, aunque 71 personas continúan en estado grave o crítico, incluidos los nueve menores mencionados. Según afirmó, estos niños están "críticos estables" y "no deberían tener un compromiso para la vida", una valoración difícil de sostener en un país donde la falta de recursos médicos y denuncias de desatención son reiteradas.

La viceministra informó además que el lunes se atendieron 2,069 casos de síndrome febril, alrededor de mil menos que el día anterior. Sin embargo, esta caída no parece indicar una mejora epidemiológica, sino las limitaciones del sistema para recibir a todos los pacientes y la creciente práctica del ingreso domiciliario, una medida que reduce la presión hospitalaria pero deja a miles de enfermos sin supervisión profesional.

Aunque Peña aseguró que Cuba podría estar entrando en una "etapa de control" de las arbovirosis, las cifras difundidas revelan un panorama muy distinto: 324 nuevos casos sospechosos de chikungunya en una sola jornada, con mayor incidencia en Cienfuegos, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Ciego de Ávila y Granma.

El país suma 42,339 casos reportados, pero solo 1,462 han sido confirmados por PCR, un reflejo directo de las limitaciones diagnósticas del sistema.

La comparecencia de la viceministra ocurrió un día después de que el propio Gobierno actualizara a 44 las muertes oficiales por arbovirosis, la mayoría relacionadas con chikungunya. Entre ellas se encuentran ocho menores, una admisión que llega tras semanas de demoras en los reportes y desmentidos previos ante denuncias de gravedad en distintas provincias.

Sin embargo, esta cifra es ampliamente cuestionada por la población y por profesionales de la salud, en un entorno donde la transparencia informativa es prácticamente inexistente. Familiares y sanitarios han señalado la existencia de fallecimientos no incluidos en las estadísticas oficiales, demoras graves en la atención y brotes fuera de control en barrios donde no se realiza fumigación desde hace meses.

Peña, por su parte, volvió a responsabilizar a la ciudadanía, llamando a reforzar el "autofocal" en los hogares y a reportar fallos en las fumigaciones, aunque evitó mencionar la falta de insecticidas, combustible y personal técnico, problemas denunciados por brigadistas en todo el país.

La epidemia avanza en medio de una crisis estructural profunda en los hospitales cubanos: salas sin agua potable, escasez de antibióticos y analgésicos, déficit de camas, laboratorios sin reactivos y plantillas diezmadas por la migración masiva del personal sanitario. Muchos policlínicos aplican criterios estrictos para realizar pruebas, otros solo pueden ofrecer diagnósticos clínicos, y miles de familias recurren a remedios caseros ante la ausencia total de medicamentos.

La situación se ha agravado no solo por el aumento acelerado de contagios, sino también por meses de negligencia institucional, campañas incompletas y la ausencia de estrategias efectivas para frenar los brotes. Desde octubre, el MINSAP ha ido reconociendo las muertes por dengue y chikungunya de manera fragmentada: primero tres, luego 33, ahora 44; cada actualización acentúa la brecha entre las cifras oficiales y las denuncias ciudadanas.

Mientras tanto, la epidemia continúa causando fallecimientos, afectando especialmente a niños y embarazadas, y dejando al descubierto el deterioro de un sistema de salud que durante décadas fue presentado como una de las grandes conquistas del modelo cubano, pero que hoy apenas se sostiene.

La intervención de Peña, lejos de aportar tranquilidad, confirma la magnitud de una crisis sanitaria que sigue creciendo y que se desarrolla en un país donde la población se siente cada vez más vulnerable, desinformada y desprotegida.


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