Numerosos testimonios de exreclusas y familiares han puesto nombre y rostro a los abusos que se cometen dentro de la Prisión de Mujeres de Occidente, conocida como El Guatao o “Montenegro”. Las denuncias, recogidas por NiO Reportando un Crimen y CubaHoy, señalan directamente a Edelmira Pedroso y María Inés Chacón Gil, funcionarias del sistema penitenciario, como responsables de tratos crueles, humillaciones y castigos arbitrarios contra mujeres detenidas.

Según los relatos, ambas trabajadoras son temidas por las internas debido a su conducta autoritaria y represiva. Exreclusas aseguran que Pedroso, una figura influyente dentro del penal, castiga sin motivo, impone aislamientos prolongados y degrada públicamente a las mujeres, especialmente a aquellas catalogadas como “conflictivas” o “contrarrevolucionarias”. “Su sola presencia impone miedo. Sabías que si te tocaba, te esperaba el infierno”, relató una de las denunciantes.

A pesar de los múltiples testimonios y quejas, Edelmira Pedroso y María Inés Chacón Gil continúan en sus cargos, protegidas —según las fuentes— por una red de impunidad y encubrimiento institucional que perpetúa el abuso dentro del sistema penitenciario femenino cubano.

Organizaciones defensoras de derechos humanos han calificado esta situación como un patrón sistemático de violencia carcelaria, que viola los principios básicos del trato a personas privadas de libertad establecidos por las Naciones Unidas.

“El Guatao es un espacio donde la dignidad humana no existe”, expresó una exreclusa política.

Las víctimas exigen una investigación internacional que determine responsabilidades y sancione a las implicadas.

También piden visibilizar el sufrimiento de las mujeres encarceladas en Cuba, muchas de ellas presas de conciencia sometidas a torturas físicas y psicológicas.

“El mundo debe saber lo que ocurre dentro del Guatao”, claman las denunciantes, que buscan romper el silencio y poner rostro a los abusos cometidos en nombre de un sistema penitenciario que —según sus palabras— ha convertido el castigo en una herramienta de represión y miedo.

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