El abandono de dos ancianos en Sancti Spíritus refleja la crisis de la tercera edad en Cuba
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 1 de diciembre de 2025
Desde La Sierrita, en Sancti Spíritus, llega un grito desesperado: el de dos ancianos, Juan y Amelia, que sobreviven como pueden en condiciones que ningún ser humano debería enfrentar. La denuncia fue realizada por el grupo solidario “Aquí con el HÉROE en Sancti Spíritus – Hermanos de la Calle”, que expuso con crudeza lo que significa en Cuba envejecer sin familia, sin ayuda y, peor aún, sin Estado.
Ambos abuelos están enfermos y debilitados por el virus que circula en la Isla, sin fuerzas siquiera para incorporarse. No pueden cocinar ni moverse, y carecen de acceso estable a comida y líquidos básicos. Lo poco que han consumido ha sido gracias a la buena voluntad de vecinos y voluntarios, pero hoy ni siquiera cuentan con caldos o sopas para aliviar la debilidad que los consume. Viven al borde del colapso físico… y del colapso de su propia casa, que amenaza con desplomarse sobre ellos.
Las imágenes enviadas por los voluntarios son un retrato doloroso: camas improvisadas, paredes a punto de caerse, ropa desgastada, humedad y abandono total. “Duele ver a nuestros viejitos así… nadie se pronuncia, nadie ayuda. La casa se les viene encima y no tienen ni qué comer”, resumió un miembro del grupo solidario.
Ante esta realidad, los voluntarios piden ayuda urgente, conscientes de que nadie más lo hará. Ni el Gobierno municipal, ni la provincia, ni los organismos de asistencia social que deberían proteger a personas en esta situación. En la práctica, Juan y Amelia están completamente solos, sostenidos únicamente por la solidaridad de la gente común.
La historia no es un caso aislado. Es la radiografía más cruda de un país donde los ancianos quedan abandonados e invisibles, dependiendo más de un vecino noble que de cualquier institución estatal. Una isla donde el Estado habla de “humanismo” mientras deja a sus viejitos enfermos y hambrientos.
Hoy, Juan y Amelia necesitan apoyo urgente: comida, líquidos, medicinas, ropa de cama y, sobre todo, algo más básico: que no se olviden de ellos. Que alguien, por fin, los mire y actúe.