Un hecho sin precedentes estremeció a la ciudad de Santiago de Cuba, cuando cientos de cristianos se congregaron a las afueras del Tropicana Santiago para alabar a Dios, luego de que la Seguridad del Estado, siguiendo órdenes del Partido Comunista, cancelara abruptamente un Culto de Adoración y Avivamiento que ya había comenzado dentro de la reconocida instalación cultural.

Varias iglesias habían rentado el Tropicana con el objetivo de realizar un servicio multitudinario. Todo estaba confirmado desde una semana antes, pero en medio de la celebración la gerencia del lugar recibió la orden de paralizar el evento, decisión ejecutada de inmediato por oficiales presentes en el sitio.

Decenas de fieles que ya habían entrado fueron expulsados y a otros se les negó la entrada, generando frustración e indignación entre los organizadores, quienes relataron que mover la logística del evento había requerido un gran esfuerzo de la comunidad cristiana.

Lo que parecía un fracaso se convirtió en una manifestación espontánea de resistencia espiritual. A la salida, en plena carretera, cientos de creyentes comenzaron a cantar himnos, proclamas de fe y alabanzas a viva voz, transformando la censura en un acto de avivamiento público que sorprendió a todos los presentes.

“Mira casi un pueblo afuera y no nos dejaron entrar; más bien sacaron a los que estaban adentro. Pero se cumplió el propósito de Dios: la semilla quedó sembrada en ese lugar y declaramos ese espacio para Cristo. Nosotros vamos a volver”, expresó una mujer emocionada. Otro líder agregó que, aunque no pudieron culminar el culto como estaba previsto, el simple hecho de que la iglesia llegara hasta Tropicana Santiago ya constituía una victoria espiritual y un símbolo de que el mensaje cristiano no se puede detener.

Un video obtenido por el comunicador Yosmany Mayeta Labrada muestra claramente los dos momentos de la jornada: dentro del local, un breve inicio de adoración antes de la expulsión, y fuera de la instalación, una multitud que con fervor desbordaba las intenciones de censura con cantos y oraciones.

Aunque los motivos de la suspensión no han sido explicados oficialmente, congregaciones de Santiago denuncian que este tipo de actos se inscriben en un patrón de hostigamiento contra la fe cristiana en Cuba, donde líderes como el apóstol Alain Toledano Valiente también han enfrentado persecución y prohibiciones.

Este episodio vuelve a poner en entredicho la libertad de culto en la Isla y confirma que las autoridades pretenden decidir cuándo, dónde y cómo los ciudadanos pueden ejercer su fe. Sin embargo, lo ocurrido en Tropicana Santiago dejó un mensaje claro: la fe de los cristianos no se apaga con órdenes de prohibición, ni con censura, ni con represión, porque para ellos “nadie puede detener la obra de Dios”.

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