El mundo del arte y la enseñanza lamenta profundamente el fallecimiento del maestro Santo Serpa, cuya vida se caracterizó por un compromiso inquebrantable con la creatividad, la educación y la transmisión del conocimiento.

Su partida deja un vacío notable entre quienes tuvimos la fortuna de conocerlo, aprender de él y compartir espacios de inspiración y cultura.

Según el testimonio de Cristhian González Téllez del Río, hijo de Zaida del Río, “la partida de una persona de tan excelsas cualidades humanas y con un universo interior tan vasto resulta profundamente conmovedora, especialmente para quienes tuvimos el privilegio de admirarlo y estimarlo. Su legado perdurará en todos los que fuimos tocados por su sabiduría y su ejemplo. Nuestras más sinceras condolencias para su familia y amigos. Descanse en paz”.

Santo Serpa fue reconocido no solo por su destreza técnica y su conocimiento profundo en su disciplina, sino también por su capacidad de inspirar a generaciones de estudiantes y colegas. Su enseñanza trascendía la técnica: inculcaba pasión, sensibilidad y la búsqueda constante de la belleza y la excelencia artística.

Su influencia se refleja en las múltiples vidas que transformó, en la manera en que muchos jóvenes encontraron su voz creativa gracias a su guía paciente y dedicada.

Más allá de su labor profesional, Serpa será recordado por su calidad humana: su humildad, generosidad y respeto por los demás lo convirtieron en un faro para quienes lo rodeaban.

Para sus amigos y estudiantes, cada encuentro con él era una oportunidad de aprender no solo arte, sino valores de integridad, disciplina y sensibilidad.

Aunque su ausencia deja un vacío profundo, el legado artístico y humano de Santo Serpa seguirá vivo en cada obra, cada enseñanza y cada recuerdo que deja entre quienes lo conocieron.

Su vida se convierte así en una fuente de inspiración para futuras generaciones que buscan la excelencia y la pasión por la creación.

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