Iglesia cubana sirve a personas vulnerables en Santiago de Cuba durante estas fechas
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 28 de diciembre de 2025
La creadora de contenido Tuny López, residente en Santiago de Cuba, compartió en redes sociales un testimonio que vuelve a colocar en el centro del debate una realidad cada vez más evidente en la isla: el aumento de la pobreza extrema y el papel creciente de iniciativas religiosas y privadas para cubrir necesidades básicas que el Estado no logra garantizar.
A través de su cuenta de Instagram, López contó que su Navidad transcurrió lejos de celebraciones personales y estuvo dedicada al servicio comunitario, tras participar como voluntaria en un almuerzo solidario ofrecido en la Iglesia de San Francisco. La actividad fue organizada por la comunidad de Comunidad de Sant’Egidio, un movimiento católico internacional enfocado en la oración, la ayuda a los pobres y la promoción de la paz.
“Espero que hayan tenido una linda Navidad, la mía fue sirviendo a otros, que es uno de los placeres de la vida”, escribió la joven al acompañar un video donde documentó distintos momentos de la jornada. En su testimonio explicó que más de 500 personas en situación de vulnerabilidad recibieron alimentos y atención durante el almuerzo, desarrollado bajo una estricta organización y un ambiente de respeto.
Según relató, los voluntarios fueron distribuidos por áreas y funciones específicas. A ella le tocó inicialmente preparar los cubiertos y, más tarde, servir la caldosa, que fue el primer plato ofrecido. La afluencia fue tan alta que se requirió servir varias rondas de comida, habilitar espacios adicionales dentro del templo y utilizar incluso los bancos de la iglesia para acomodar a todos los asistentes.
López destacó que, más allá de la comida, el evento estuvo marcado por la música, pequeños gestos culturales y, sobre todo, por un trato humano enfocado en la dignidad. “Esto era un día de gala y todos tenían que estar bien bonitos”, comentó, explicando que otros voluntarios ayudaron a asear, arreglar y acompañar a los beneficiarios.
La creadora subrayó que una de las normas esenciales era actuar con paciencia y sensibilidad. “Era un ambiente de puro amor, sin discriminar ni maltratar a nadie”, afirmó. Al finalizar su turno, se sentó a conversar con varias ancianas que le agradecieron emocionadas. “Yo solamente quería llorar”, confesó, visiblemente impactada por la experiencia.