En medio de la actual crisis económica de Cuba, el Decreto 138 genera tanto expectativas como dudas sobre el futuro de los salarios en las empresas estatales y otras entidades. Según Guillermo Sarmiento Cabana, Director de Organización del Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social Cuba, este decreto tiene como objetivo reorganizar el sistema salarial en las empresas estatales, las sociedades mercantiles de capital 100% cubano y el sistema bancario nacional.

En este contexto, el decreto plantea que los salarios se ajusten de acuerdo con la complejidad del trabajo, pero también introduce el concepto de proporcionalidad, en el que se tendrán en cuenta la cantidad de trabajo realizado y el tiempo trabajado de manera individual. Además, se da un enfoque en la diferenciación salarial basada en el desempeño, la responsabilidad y la idoneidad de cada trabajador, considerando su aporte individual a la empresa.

El Decreto 138 también otorga autonomía a las empresas para que puedan decidir su sistema salarial de forma descentralizada, permitiendo que los salarios se basen en los resultados de la empresa, la responsabilidad de los trabajadores y sus contribuciones al éxito del trabajo.

La idea es que el salario refleje no solo la complejidad del puesto, sino también las capacidades y el desempeño del empleado. Sin embargo, a pesar de las reformas y de la mayor flexibilidad que proporciona el decreto, el periodista Alberto Arego ha expresado dudas sobre si realmente logrará un aumento significativo de los salarios. Arego cuestiona si, en el contexto de una crisis económica prolongada y un sistema de empresas estatales que atraviesa dificultades, las entidades estarán dispuestas a elevar los salarios de los trabajadores.

El pueblo cubano ha vivido durante años en medio de un sistema salarial que muchos consideran insuficiente y precario, especialmente cuando se enfrenta a los altos costos de vida. Aunque las reformas, como las propuestas por el Decreto 138, intentan crear un sistema más transparente, flexible y justo, las dudas persisten.

Muchos trabajadores temen que, a pesar de las buenas intenciones del decreto, la falta de recursos en las empresas y la continua crisis económica sigan siendo barreras para lograr mejoras reales en los salarios. Los cubanos se preguntan si, después de 67 años de dificultades económicas, el gobierno finalmente podrá ofrecer una solución satisfactoria para el bienestar de la clase trabajadora.

El Decreto 138 de Cuba busca crear un sistema de organización salarial más justo y adaptado a las características de cada empresa. Si bien propone mayor autonomía y flexibilidad, su efectividad dependerá de la capacidad de las empresas para generar los recursos necesarios en un contexto económico difícil. La proporcionalidad, el reconocimiento del desempeño individual y la diferenciación salarial están en el centro del decreto, pero la pregunta clave es si este será el impulso necesario para mejorar las condiciones salariales de los trabajadores cubanos o si, por el contrario, será otro intento fallido de reforma.

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