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'¡La horma que salvará a Cuba!' escritor Cesáreo Navas

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 5 de julio de 2025

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En un momento de ocio forzado por el hastío cotidiano que impone el sistema cubano, Cesario Navas, escritor y activista camagüeyano, se topó con un objeto olvidado: un par de hormas para zapatos.

Este descubrimiento doméstico se convirtió, gracias a su humor punzante y su aguda observación, en una crítica certera a los dirigentes del país. La horma, originalmente diseñada para ensanchar zapatos de cuero, le sirvió como símbolo de lo que más falta hace en la cúpula del poder: “ensanchar los cerebros” de quienes gobiernan.

La imagen es potente. Cesario ironiza sobre la necesidad urgente de insertar esas hormas en los cerebros de presidentes, ministros, diputados y demás autoridades. Lo dice con sarcasmo: "tal vez con un poco de técnica y mucha paciencia, se logre que piensen en soluciones reales a los problemas que asfixian al pueblo... ´Tal vez´, sugiere, podrían terminarse los apagones que martirizan a las familias, disminuir la inflación galopante, dotar de valor a la devaluada moneda nacional y eliminar la dolorosa dolarización que excluye a las mayorías.

"Tal vez, con la horma insertada, los dirigentes podrían dejar de repetir los mismos discursos rancios que ya no conectan con la realidad del país. Tal vez aprenderían a escuchar, sin responder con represión o cárcel, a quienes piensan distinto. Tal vez dejarían de legislar solo para su propio beneficio y el de sus familias."

Cesario lo dice entre risas, con la clásica burla criolla que desenmascara el drama sin perder la gracia. “Ave María Pelencho, qué bien me siento”, exclama, como si burlarse fuera su forma de sobrevivir al desastre. Pero en el fondo de la broma hay una idea seria: Cuba necesita, de forma urgente, otra mentalidad en el poder.

La horma, olvidada en un rincón de la casa, se convierte en metáfora del país: algo viejo que podría servir, si se usa bien. En este caso, para estirar la mente de quienes se niegan a cambiar. Para abrirles el entendimiento a golpes de sentido común.

Así, la publicación en Facebook se convierte en un manifiesto popular disfrazado de chiste. Una denuncia envuelta en carcajadas. En los comentarios, otros usuarios se suman al juego: hay que dar turnos, dicen, porque la horma no alcanzará para tantos cabezazos duros.

Uno comenta que ni con fórceps se logra algo. Otro pregunta es si a “los barrigones” les gustará la idea. Pero todos coinciden: ¡algo hay que hacer! Porque ya no se puede seguir esperando que un milagro ocurra desde arriba.

La horma no es la solución, claro. Pero la imagen, el símbolo, el gesto burlón, funciona como chispa. Y en Cuba, toda chispa cuenta.


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