La Iglesia que acompaña y no calla ante la represión
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 12 de diciembre de 2025
El padre Léster Rafael Sayas compartió y respaldó las reflexiones de Adrián Martínez Cádiz, periodista y realizador audiovisual cubano, corresponsal de la cadena católica EWTN en La Habana.
Conocido por su trabajo crítico hacia el régimen cubano, Martínez destaca un principio esencial: la misión de la Iglesia es permanecer junto a su pueblo, especialmente en los momentos más oscuros. La fe no se practica desde la distancia, sino caminando junto a quienes sufren. Cuando un sacerdote decide hacer sonar las campanas en medio del desconcierto y la angustia de una comunidad, no está actuando como un actor político, sino como un servidor fiel que recuerda que Dios se hace presente donde el dolor se desborda.
El padre mexicano José Ramírez entendió ese compromiso. Eligió acercarse al sufrimiento de la gente, acompañarlos y mostrar que la Iglesia no está hecha para esconderse ni para actuar como un mero adorno ceremonial. En un país donde cualquier gesto de humanidad puede ser interpretado como desafío, su opción pastoral tuvo un costo alto: el régimen decidió expulsarlo, como ha hecho con otros sacerdotes que se han atrevido a solidarizarse con el pueblo.
La salida forzada de otros párrocos como el padre David Pantaleón y el constante hostigamiento contra religiosos como el padre Alberto Reyes son parte de esa misma lógica represiva.
Resulta revelador que el gobierno tema el sonido de una campana. Ese repique, tan simple y tan antiguo, rompe el silencio impuesto y despierta conciencias. Un sistema verdaderamente fuerte no se estremecería ante un sacerdote que acompaña a su comunidad. Sin embargo, la dictadura necesita silenciar todo aquello que recuerde la dignidad, la verdad y la libertad que intenta sofocar.
La agresión no es únicamente contra un sacerdote extranjero; es una embestida contra la voz moral que representa la Iglesia cuando decide ser fiel a su misión. Y la pregunta que surge es inevitable: si un hombre que no nació en esta isla es capaz de perderlo todo por estar junto al pueblo cubano, ¿qué disposición tenemos nosotros para defender nuestra propia libertad?
Expulsar a quienes anuncian esperanza no elimina el mensaje que ellos encarnan. La Iglesia que acompaña no desaparece, porque donde haya un cubano que sufre, debe haber una mano dispuesta a sostenerlo.
El padre José Ramírez deja un testimonio que no podrá borrarse: sirvió con amor, escuchó el grito de los más pobres y caminó sin miedo al lado de su gente. Ese legado permanece, aunque las campanas intenten silenciarlas.
Fuente: Adrián Martínez Cádiz