La creadora de contenido cubana Gabriela Sofía, conocida popularmente como La Pitón, se sinceró en una reciente entrevista sobre su ruptura con la también influencer Sheila Fraguela, con quien compartió tres años de relación y un matrimonio simbólico que sus seguidores celebraron con entusiasmo.

La conversación tuvo lugar en el pódcast Solo gente bonita, donde Gabriela acudió acompañada de su madre. Juntas abordaron los rumores que han circulado desde que la pareja anunció su separación, así como los comentarios sobre la orientación sexual de la joven.

“Yo he estado con hombres. A mí me gustan los hombres, pero me enamoré de una mujer. Viví ese momento y ya, vuelvo a mi lugar. No es que a mí me gusten las mujeres, no es que me gusten los hombres y las mujeres: a mí me gustan los hombres y me gustó, en un momento determinado, esa mujer”, confesó La Pitón con serenidad.

La influencer aseguró que vivió su relación con honestidad y sin arrepentimientos. “Eso es imposible negarlo. En un momento llegué a pensar que me confundí, decía: ‘¿Por qué ella, si a mí no me gustan las mujeres?’ Y, ¿quieres que te diga algo? Tengo más suerte para ligar con las mujeres que con los hombres”, dijo entre risas.

Su relación con Sheila Fraguela se convirtió en una historia mediática desde el inicio. La boda, celebrada en La Habana, fue un acto de amor y visibilidad que inspiró a muchos dentro y fuera de Cuba. Sin embargo, el matrimonio duró apenas cinco meses antes de llegar a su fin. Aunque Gabriela no ofreció detalles sobre las causas, dejó claro que el proceso la llevó a una profunda etapa de introspección y crecimiento personal.

Durante la charla, también reflexionó sobre la necesidad de eliminar las etiquetas y juicios en torno a la identidad. “El día que dejemos de ponerle etiquetas a las personas, vamos a ser todos mucho más felices y va a haber mucho menos homofobia, transfobia, racismo”, expresó. Y añadió una frase que rápidamente se viralizó: “Tú eres una persona, no una etiqueta ni una bandera. Cuando entendamos eso, vamos a ser más felices y libres todos”.

Lejos del sensacionalismo, La Pitón aprovechó el espacio para hablar de autenticidad, libertad y aceptación personal. Su mensaje, más allá del morbo que suele rodear a las figuras públicas, deja una lección poderosa: el amor no necesita etiquetas, y cada historia vivida —sin importar su duración— puede ser un paso más hacia la plenitud y la libertad interior.

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