La historia de una joven madre de cuatro niños en Cacocum, Holguín, cuya súplica por alimento tras el paso del huracán Melissa conmovió a los cubanos dentro y fuera del país, tuvo un desenlace esperanzador: no solo recibió la comida que tanto necesitaba, sino también una vivienda nueva después de que su hogar quedara inundado por el ciclón.

“Yo no quiero nada, yo lo único que necesito es comida”, dijo en medio de las precarias condiciones que enfrentaba. Su caso movilizó a numerosas personas que le hicieron llegar dinero, alimentos, productos de primera necesidad y finalmente una casa.

La iniciativa fue coordinada por el activista holguinero Noly Blak, como parte de su proyecto comunitario “Casas para Cuba”. La vivienda, valorada en 6.000 dólares, constituye la obra número 22 del programa de reconstrucción impulsado por Blak. En un video difundido por el activista, se ve a la madre junto a sus hijos recorriendo con sorpresa su nuevo hogar, acondicionado con todas las necesidades básicas, incluida comida. La beneficiaria agradeció profundamente a quienes la han apoyado desde que su caso se hizo viral en redes sociales.

Además de la casa, recibió el dinero sobrante de la colecta: una caja llena de billetes en pesos cubanos reunidos espontáneamente. También aseguró haber recibido más de 250.000 pesos en contribuciones directas enviadas por personas sensibilizadas con su situación.

El gesto solidario generó amplio respaldo en redes sociales, donde se destacó la capacidad de la ciudadanía para responder ante emergencias en las que el Estado cubano no brindó asistencia, pese a que la vivienda de la familia quedó destruida.

El proyecto “Casas para Cuba”, financiado íntegramente por donaciones voluntarias, ha logrado construir o reparar más de 20 viviendas en comunidades vulnerables de Holguín, consolidándose como una de las iniciativas humanitarias independientes más activas de la región.

El huracán Melissa dejó un escenario devastador en varias provincias del oriente cubano, entre ellas Holguín. Las intensas lluvias y crecidas de ríos arrasaron viviendas y cultivos, dejando a miles de familias en situación de extrema vulnerabilidad. En numerosas comunidades, los residentes aseguran que aún no han recibido asistencia estatal y continúan reclamando una respuesta oportuna de las autoridades.

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