Las autoridades han identificado a la tercera víctima del asesino prófugo Erisbel Cabeza, capturado recientemente en Valdéz, Bahía Honda, y actualmente hospitalizado en el Hospital Calixto García de La Habana tras un intento de suicidio con arma de fuego.

Se trata de Mercedes Cantero, conocida en su entorno como “La Mora”, quien se suma a la lista de víctimas que ya incluye a Francisco Torres Rodríguez, de 80 años, y su hijo Yaciel Torres Remedio, de 37 años, asesinados en la finca El Cusco, cercana a Las Terrazas, en la provincia de Artemisa.

Según la información recabada y difundida por medios locales y perfiles de redes sociales como "Nio reportando un Crimen" que han documentado los hechos, Cabeza mantenía una fuga desde hace días, generando alarma en las comunidades cercanas debido a que se encontraba armado y había demostrado un comportamiento violento, incluyendo el asesinato de su expareja en San Cristóbal.

El caso ha causado conmoción en la provincia, ya que la violencia de Cabeza dejó marcada a varias familias y provocó una intensa búsqueda por parte de la policía y fuerzas de seguridad locales.

Tras su captura, el individuo fue trasladado a hospitales locales y finalmente ingresado en el Calixto García, donde permanece bajo custodia y con atención médica, mientras se prepara su procesamiento judicial.

Sobre Mercedes Cantero, alias “La Mora”, no se han difundido mayores detalles sobre su vida personal más allá de su identificación como víctima de los crímenes cometidos por Cabeza.

Su fallecimiento confirma que los actos del prófugo no se limitaron a las dos primeras víctimas, aumentando la gravedad del caso y la indignación de la comunidad.

La detención del responsable y la identificación de todas las víctimas representan un paso hacia la justicia, aunque la población continúa demandando procesos judiciales transparentes y contundentes para los responsables de crímenes de esta magnitud.

Las autoridades continúan investigando posibles vínculos adicionales y las circunstancias exactas de cada uno de los homicidios.

El caso de Erisbel Cabeza pone de relieve la necesidad de respuestas rápidas de la justicia y protección de las comunidades, mientras familiares y vecinos buscan cierre tras una semana de miedo y violencia.

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