En un emotivo acto celebrado en La Habana por el Día de la Independencia de Estados Unidos, el Encargado de Negocios de la Embajada norteamericana en Cuba, Mike Hammer, encabezó la conmemoración del 4 de Julio con un mensaje claro y contundente: el pueblo cubano no está solo en su lucha por la libertad.

El evento reunió a una nutrida y diversa representación de la sociedad civil cubana: jóvenes, artistas, académicos, familiares de presos políticos, activistas, emprendedores, periodistas independientes, religiosos, economistas y ciudadanos comunes que, a pesar de la represión del régimen, acudieron a celebrar la libertad junto al cuerpo diplomático estadounidense.

Durante la ceremonia, Hammer transmitió un mensaje especial del Secretario de Estado de EE.UU., el senador Marco Rubio, quien pidió expresamente hacer llegar su respaldo a los cubanos. “Les digo que cuando me reuní con el Secretario Marco Rubio en Washington, en mayo, en su oficina de la Casa Blanca, él me hizo un pedido: cuando te reúnas con cualquier cubano, por favor, diles que les apoyamos”, relató el diplomático, visiblemente conmovido.

La celebración no estuvo exenta de tensiones. En días previos al evento, numerosos activistas y ciudadanos fueron detenidos, amenazados o advertidos por la Seguridad del Estado para impedirles asistir. Hammer no ignoró esta realidad y la condenó abiertamente: “Sabemos que a muchos amigos cubanos en estos últimos días les han impedido venir. Y por eso me conmueve ver a todos ustedes aquí esta noche”.

En un gesto cargado de simbolismo, el Encargado de Negocios propuso un brindis por una “verdadera Cuba libre”, desatando una ovación entre los presentes. Fue un momento que sintetizó el espíritu del acto: la defensa de los valores democráticos y el apoyo firme a quienes dentro de la isla siguen exigiendo derechos y libertades.

El hecho de que Marco Rubio —conservador republicano, firme crítico del régimen cubano y actual Secretario de Estado— haya enviado un mensaje directo al pueblo cubano, refuerza el giro claro de la política de EE.UU. hacia un mayor compromiso con los derechos humanos en la isla. Su voz, más allá de los pasillos del Departamento de Estado, representa a una parte significativa del liderazgo estadounidense que apuesta por una Cuba sin dictadura.

El acto del 4 de Julio en La Habana no fue solo una celebración patria. Fue una declaración política en favor de la democracia y una denuncia velada pero firme contra el autoritarismo que oprime al pueblo cubano desde hace más de seis décadas.

Mientras el régimen intenta silenciar, Estados Unidos reafirma su compromiso: apoyar a los cubanos que aspiran a una nación libre, plural y verdaderamente soberana. Y lo hizo en su día más simbólico: el Día de la Independencia.

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