El proyecto anunciado por las autoridades de la provincia de Granma para transformar contenedores en viviendas en Niquero ha generado preocupación y críticas entre especialistas y vecinos por las condiciones precarias y riesgos asociados a habitar en estos espacios.

Según reportó el periodista Rolando Nápoles desde su perfil de Facebook, el gobierno provincial indicó que este 2025 tienen como objetivo convertir siete contenedores en casas, de los cuales actualmente solo se trabaja en tres, debido principalmente a los apagones constantes que afectan la región.

En declaraciones oficiales, las autoridades de Granma afirmaron: “El proyecto de los contenedores modificados está diseñado para viviendas personales o matrimoniales, teniendo en cuenta la amplitud del espacio. La instalación contará con los requisitos necesarios para vivir en ellas, baños y habitaciones. Tenemos ahora trabajando dos brigadas de construcción en la parte de la cimentación y dos brigadas de carpinteros por turnos, atendiendo las dificultades que hoy presentamos con la corriente, que es una limitante que hoy presentamos. La primera vivienda debe ser entregada el día 20 del mes en curso”.

Sin embargo, críticos del proyecto advierten que estas estructuras, en realidad son trozos de lata, espacios reducidos, con aislamiento térmico casi nulo y con alta vulnerabilidad a incendios y accidentes eléctricos, especialmente en un contexto marcado por apagones prolongados. Vivir en contenedores supone un riesgo para la salud física y mental de quienes habiten estas unidades, particularmente familias con niños, ancianos o personas con problemas respiratorios.

Vecinos consultados expresaron que la iniciativa refleja un trato abusivo hacia la población, al proponer viviendas improvisadas que difícilmente cumplen estándares mínimos de habitabilidad y seguridad. Aunque el gobierno de Granma presentó la propuesta como una solución innovadora, la realidad es que estas viviendas dependen de electricidad limitada, materiales escasos y supervisión precaria, poniendo en duda la efectividad y seguridad del proyecto.

A pesar del compromiso oficial de entregar la primera vivienda el 20 de diciembre, el retraso en la construcción y las condiciones estructurales generan desconfianza sobre si realmente estas unidades podrán ser habitadas de manera segura. Para muchos, el plan refleja la precariedad de la infraestructura en la isla y la falta de soluciones habitacionales dignas.

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