La creciente ola de inseguridad en La Habana volvió a quedar en evidencia tras el robo ocurrido esta madrugada en la vivienda de Hugo Garzón Bargallo, reconocido cantante del legendario Grupo Compay Segundo. El hecho, reportado por la página de Facebook La Tijera News, ha generado indignación entre los vecinos del barrio Las Yaguas, en San Miguel del Padrón, quienes aseguran vivir bajo el asedio constante de la delincuencia.

Según la información divulgada, los ladrones forzaron la puerta de la casa del artista y consiguieron llevarse su motocicleta, que se encontraba dentro de la vivienda. El detalle más alarmante es que el robo tuvo lugar justo frente a la 11na Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), lo que ha disparado las críticas sobre la efectividad y la vigilancia de las autoridades en zonas donde, según los residentes, reina la impunidad.

Garzón, una de las voces emblemáticas que acompañó a Compay Segundo en la internacionalización de la música tradicional cubana, se queda así sin su medio de transporte en un contexto donde movilizarse dentro de la capital es cada vez más difícil. Para muchos cubanos, una moto no solo es una herramienta de trabajo, sino prácticamente un salvavidas ante el deteriorado sistema de transporte público.

Vecinos de Las Yaguas denunciaron que la situación en la zona es insostenible desde hace meses. Aseguran que los robos son frecuentes, ocurren a cualquier hora del día y que el consumo y venta de drogas se han vuelto parte del paisaje cotidiano. Algunos residentes afirman estar “aterrorizados” ante el auge delictivo, mientras sienten que la policía “mira para otro lado”.

Este caso se suma a una larga lista de robos y actos violentos reportados en diferentes municipios de La Habana y otras provincias del país. Aunque el régimen insiste en negar el aumento de la criminalidad o minimizarla como “hechos aislados”, los testimonios de la población y las denuncias en redes sociales muestran una realidad muy distinta: la inseguridad se ha convertido en una preocupación diaria para miles de familias cubanas.

Además, resulta simbólico que un artista con una trayectoria tan ligada a la identidad cultural de la isla termine siendo víctima de un delito justo frente a una unidad policial. Para algunos comentaristas en redes, este hecho reafirma el colapso del modelo de seguridad que por décadas el gobierno ha tratado de presentar como uno de sus logros.

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