El prodigio uzbeko Javokhir Sindarov, con apenas 19 años, acaba de inscribir su nombre en los libros de historia al convertirse en el campeón más joven en ganar la Copa Mundial de la FIDE, superando el récord que ostentaba Levon Aronian, quien conquistó el título a los 23 años. Con esta victoria, Sindarov no solo confirma su meteórico ascenso en la élite del ajedrez mundial, sino que también consolida la impresionante generación de talentos que está emergiendo en Uzbekistán.

Sindarov, que ya había sido noticia años atrás al convertirse en uno de los Grandes Maestros más jóvenes de la historia —logró el título a los 12 años y 10 meses—, culmina así un ciclo competitivo extraordinario, marcado por victorias ante jugadores de élite y una madurez sobre el tablero que contrasta con su corta edad. Su desempeño táctico y su habilidad para resistir posiciones complejas en los desempates lo llevaron a superar ronda tras ronda en un torneo conocido por su extrema exigencia psicológica y competitiva.

La Copa Mundial de la FIDE 2025 estuvo cargada de emoción, y el joven uzbeko logró imponerse en una ruta donde dejó en el camino a varios miembros del top mundial. Su victoria final no solo le otorga el prestigioso título, sino que también asegura su clasificación para el Torneo de Candidatos 2026, donde se definirá el retador al Campeonato Mundial.

Este triunfo marca otro hito para Uzbekistán, país que en los últimos años se ha convertido en una potencia emergente del ajedrez, impulsado por un fuerte programa de desarrollo juvenil que ya ha producido figuras como Nodirbek Abdusattorov, campeón mundial rápido en 2021.

Con apenas 19 años, Sindarov no solo rompe un récord histórico: abre una nueva era para el ajedrez y se consolida como una de las grandes promesas —y realidades— del tablero global.

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