Visita de Alena Douhan a Cuba reaviva críticas sobre el papel del Consejo de Derechos Humanos de la ONU
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 28 de noviembre de 2025
La jurista bielorrusa Alena Douhan concluyó una visita de diez días a Cuba en calidad de relatora especial de la ONU sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales en el disfrute de los derechos humanos. Su diagnóstico fue claro: las sanciones económicas de Estados Unidos son la principal causa de los problemas de la Isla. Sin embargo, su enfoque ha sido criticado por dejar fuera temas como la represión política, la ausencia de Estado de derecho y el centralismo económico.
El caso de Douhan se presenta como ejemplo de las distorsiones internas de la ONU, donde gobiernos autoritarios aprovechan los resquicios institucionales para escapar de la crítica y reforzar su narrativa. La Relatoría Especial que ocupa fue creada en 2014 a petición de Irán, con apoyo de países como Venezuela, Rusia, Cuba, China y Pakistán, entre otros, y desde entonces ha servido para neutralizar denuncias de violaciones de derechos humanos en regímenes dictatoriales.
Desde su nombramiento en 2020, Douhan ha visitado Venezuela, Irán, Zimbabue y China, alineándose con los discursos oficiales y otorgando argumentos que los gobiernos utilizan para limpiar su imagen ante el Alto Comisionado. En Cuba, su informe se centró en el embargo estadounidense, sin mencionar las responsabilidades del régimen en la crisis social.
El contraste es evidente: mientras relatores sobre torturas, detenciones arbitrarias, libertad de expresión o independencia judicial nunca logran entrar a países como Cuba o Venezuela, la relatoría sobre sanciones sí es recibida y utilizada como herramienta política. Los informes críticos deben elaborarse a distancia y, cuando llegan al Consejo, se enfrentan a bloqueos ideológicos y votaciones que no siempre favorecen la libertad y la democracia.
En marzo de 2026 se cumplirán veinte años de la sustitución de la antigua Comisión de Derechos Humanos por el actual Consejo. La promesa de “universalidad, objetividad y no selectividad” no se ha cumplido. Cuba, Sudán, Eritrea o Uzbekistán han sido miembros del organismo sin contar con autoridad moral, lo que ha debilitado su prestigio.
La selectividad del Consejo se refleja en sus silencios: tardó años en suspender a Rusia pese a las denuncias contra Vladimir Putin; no reaccionó ante la detención masiva de uigures musulmanes en China; ignoró la mutilación genital femenina en Somalia, la persecución de minorías cristianas en África, los kurdos en Turquía, los disidentes en Venezuela o la esclavitud en Mauritania.
La visita de Douhan a Cuba confirma las críticas: la ONU condena a ciertos países, pero calla frente a horrores visibles, dependiendo de quiénes integran sus estructuras y de las ideas políticas que defienden.