El descontento estalló nuevamente en La Habana, esta vez por el pan normado. Vecinos de Santa Rosa, entre Cruz del Padre e Infanta, denunciaron que la Panadería “Dos Ríos” lleva meses entregando un pan tan diminuto que apenas sirve para un bocado. Aunque debería costar 0.75 CUP, el mismo pan aparece luego como “liberado” a 17 CUP, supuestamente producido por una MIPYME que —según los residentes— ni siquiera existe.
La denunciante, Teresita Darcourt, asegura que en panaderías cercanas el pan normado es más grande y pesa lo que corresponde. Esto ha desatado sospechas de desvío de recursos y manipulación de insumos, una práctica que los habaneros conocen demasiado bien en medio de la escasez crónica.
Las imágenes difundidas por los vecinos muestran piezas de pan irrisorias, reflejo de un problema mayor: un sistema incapaz de garantizar siquiera el alimento más básico, donde la corrupción, la falta de transparencia y la impunidad terminan siempre perjudicando al ciudadano común.
La población exige explicaciones y control real sobre los insumos destinados a la producción del pan normado. “Dos Ríos” es solo un ejemplo más del deterioro estructural que golpea la vida diaria del cubano, donde cada día cuesta más incluso asegurar el pan de la libreta.
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