La periodista cubana Ana Teresa Badía calificó como “cínico, despreciable y traidor” al exviceprimer ministro y exministro de Economía Alejandro Gil Fernández, tras conocerse que enfrenta cargos por espionaje, corrupción, malversación y lavado de activos, entre otros delitos.
En una publicación en su cuenta de Facebook, la comunicadora oficialista —habitualmente cercana a los medios estatales— cuestionó la falta de control y transparencia en torno a la gestión de Gil dentro del Gobierno.
“¿Cómo le controlaban y evaluaban el trabajo?”, escribió Badía, refiriéndose al exministro que hasta febrero de 2024 mantenía una relación pública de confianza con Miguel Díaz-Canel, quien incluso le había expresado elogios y agradecimientos días después de su destitución.
La Fiscalía General de la República difundió la víspera una breve nota en medios oficiales donde confirmaba la imputación de Gil Fernández por un amplio catálogo de delitos: espionaje, malversación, cohecho, evasión fiscal, tráfico de influencias, falsificación de documentos públicos y lavado de activos, entre otros. Según el comunicado, la investigación fue dirigida por el Ministerio del Interior, y se han solicitado sanciones privativas de libertad “en correspondencia con los hechos cometidos”.
Badía reclamó además que el juicio sea transmitido públicamente, alegando que “por transparencia informativa, el pueblo tiene derecho a conocer los detalles”. También pidió que se revelen los nombres de otros implicados, advirtiendo que “la corrupción de funcionarios públicos gana espacio” y que este caso debería ser “ejemplarizante”.
La periodista criticó el discurso con el que Gil acostumbraba culpar a la población de los problemas económicos del país: “Con su mentira burlesca y descarada… la culpa siempre era del pueblo, al cual había que gritarle”, escribió.
Las declaraciones de Badía resonaron en redes sociales y obtuvieron apoyo de figuras como el exdiplomático y analista político Carlos Alzugaray, quien consideró “sospechoso” el momento político en que se hizo pública la acusación, después de meses de silencio.
“Llama la atención que después del más absoluto secreto se publique esta nota de la Fiscalía que dice mucho, pero no comunica nada”, apuntó Alzugaray.
El exdiplomático sugirió que la difusión del caso podría formar parte de una estrategia política previa al Congreso del Partido Comunista de Cuba, previsto para abril de 2026, con el fin de justificar una “renovación de la dirigencia”, incluyendo a Díaz-Canel y otros altos cargos.
A las críticas se sumó el actor cubano Luis Alberto García, quien reaccionó con ironía al anuncio oficial: “Tendría que ser ‘muy Gil’ ese señor para haber intentado erigirse como la única papa descompuesta en ese saco”, comentó con sarcasmo.
El caso de Alejandro Gil Fernández, considerado hasta hace poco uno de los hombres de mayor confianza del gobierno de Miguel Díaz-Canel, se ha convertido en un símbolo del profundo desgaste político y moral del régimen cubano, que enfrenta una creciente desconfianza pública en medio de una crisis económica sin precedentes.
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