La 34ª Feria Internacional del Libro de La Habana tendrá como invitado de honor a Rusia, un reflejo del estrecho vínculo político y comercial entre Moscú y La Habana que se mantiene desde hace décadas. El evento se celebrará del 12 al 22 de febrero de 2026 en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y mostrará una amplia representación de la cultura rusa, incluyendo literatura, audiovisuales y música, según adelantó el embajador Víctor Viktorovich Koronelli.

En declaraciones al diario estatal Granma, el diplomático resaltó que la Feria habanera sigue siendo “uno de los espacios culturales más relevantes de América Latina” y criticó lo que considera una campaña de desinformación promovida por Occidente, que intentaría “expulsar” a Rusia del escenario artístico global. Koronelli afirmó que “no se puede borrar a Pushkin, Lermontov, Dostoievski, Tolstói o Bulgakov”, recordando que su legado “trasciende a la nación rusa y pertenece a la cultura universal”.

El anuncio coincide con un contexto en el que Cuba depende cada vez más de sus aliados tradicionales para afrontar la crisis económica. La producción nacional deteriorada, la inflación desbordada, la falta de bienes esenciales y los constantes fallos energéticos han llevado a la Isla a estrechar la cooperación con Moscú.

En la edición anterior, que contó con delegaciones de 61 países, la Feria mantuvo su relevancia como evento cultural más concurrido de Cuba, aunque con cifras a la baja: unos 400.000 visitantes, frente a los 450.000 del año anterior, y solo 250.000 libros vendidos, lejos de los más de 725.000 ejemplares reportados en 2024. Pese a ello, los organizadores destacaron la realización de 2.500 actividades, desde presentaciones de libros hasta debates académicos, como un logro significativo en medio de las limitaciones económicas.

La Feria de 2026 no solo contará con Rusia como protagonista, sino que estará dedicada a dos figuras cubanas: la poetiza y narradora Marilyn Bobes y el académico José Bell Lara, reconocido profesor de la Universidad de La Habana. La expectativa es que el evento vuelva a consolidarse como un punto de encuentro esencial para autores, editores y lectores en la Isla, aun en tiempos de restricciones económicas.

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