Un día después del robo masivo que obligó a suspender el choque entre Matanzas y Camagüey, correspondiente a la jornada del miércoles, el silencio oficial persiste. Ni el Inder, ni la Federación Cubana de Béisbol, ni la Policía Nacional han emitido declaración alguna, lo que genera inquietud entre seguidores y especialistas.

La primera confirmación del incidente circuló a través de la página de Facebook La Banda Yumurina, dedicada a seguir la actualidad de los Cocodrilos. El perfil informó, minutos antes de la hora de comenzar el partido, que este quedaba suspendido debido a un acto delictivo dentro de las instalaciones del estadio Victoria de Girón.

La publicación describió un acceso indebido al dugout y vestuario del conjunto matancero, donde individuos no identificados sustrajeron bates, guantes de uso prolongado, protectores, zapatos, carteras y artículos personales de valor emocional. Algunos peloteros quedaron únicamente con el uniforme de calentamiento, lo que evidencia el alcance del saqueo y la vulnerabilidad de un área que debería contar con vigilancia estricta.

La página reclamó una investigación exhaustiva y pidió reforzar de inmediato los mecanismos de seguridad del estadio, considerado un símbolo para varias generaciones de aficionados.

Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. El cronista Boris Luis Cabrera afirmó que ningún atleta puede concentrarse tras la violación de su espacio privado y la pérdida de instrumentos esenciales para su desempeño. Cabrera advirtió que nunca antes, en más de sesenta años de campeonatos, se había registrado un suceso semejante y aseguró que el hecho revela fallos estructurales en la seguridad del Victoria de Girón.

El periodista Guillermo Rodríguez Hidalgo calificó lo ocurrido como otro episodio crítico en una temporada marcada por irregularidades y expresó el deseo de que los play off devuelvan tranquilidad al deporte nacional.

Por su parte, Yasel Porto señaló que el robo constituye una herida al espíritu de la pelota cubana, porque el dugout, tradicional refugio de estrategias y camaradería, quedó profanado por un acto que desafía el respeto hacia quienes sostienen el principal entretenimiento del país.

A 24 horas del robo, la incertidumbre se mantiene mientras jugadores, seguidores y especialistas aguardan una declaración oficial que explique lo ocurrido y defina las medidas necesarias para evitar que un episodio similar vuelva a repetirse en la Serie Nacional de Béisbol.

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